Mamas tuberosas

Desarrollo insuficiente de la parte inferior de la mama

Casos reales de mamas tuberosas: compara el antes y después

Caso clínico de mastopexia periareolar con aumento híbrido de implantes y lipofilling en piel muy dañada Caso clínico de mastopexia periareolar con aumento híbrido de implantes y lipofilling en piel muy dañada

Mastopexia periareolar con aumento de implantes y lipofilling

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Caso clínico corrección de mamas tuberosas tipo 2 Caso clínico corrección de mamas tuberosas tipo 2

Caso clínico: corrección paciente con mamas tuberosas tipo 2

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Caso clínico de mamas tuberosas muy atróficas en tórax corto y asimétrico Caso clínico de mamas tuberosas muy atróficas en tórax corto y asimétrico

Mamas tuberosas muy atróficas en tórax corto y asimétrico

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hipoplasia mamaria de mamas tuberosas tipo 2 hipoplasia mamaria de mamas tuberosas tipo 2

Caso clínico: Hipoplasia mamaria, en mamas tuberosas tipo 2

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¿Qué es las mamas tuberosas?

Las mamas tuberosas son también nombradas como mamas tubulares o mamas constreñidas.Mama tuberosa es la forma que adquiere la mama al producirse su desarrollo en la adolescencia. Consiste en un desarrollo insuficiente de la parte inferior de la mama, en muchos casos con cierto grado de caída y herniación de la areola, que suele tener un diámetro excesivo. Se muestra en diferentes grados, algunos muy leves, microsíndromes, otros dramáticos. El cuadro clínico consiste en un síndrome constrictivo de la base de la mama que cursa con un mayor o menor grado de dificultad anatómica para completar el desarrollo mamario, sobre todo en el polo inferior pero también en los polos laterales. Siempre hay un surco submamario elevado, una mayor o menor herniación glandular a través del complejo areola- pezón que se distiende y un pobre desarrollo de los polos infero- laterales de la mama, de ahí la forma ” tubular”. En casi 2/3 hay asimetría entre ambas mamas y es habitual la hipoplasia o volumen inferior de las mamas.

Aumento de densidad del tejido mamario y subcutáneo en el surco submamario, formándose una banda de constricción o brida que impide el normal desarrollo de la mama en los polos inferiores. En concreto, se debe a un engrosamiento anómalo de la fascia superficialis, un tejido de refuerzo, a nivel del polo inferior, que evita el normal desarrollo en esta zona a través de la formación de un auténtico anillo de constricción. En cambio, esta fascia superficialis es deficitaria, le falta la capa más superficial, en la zona situada justo bajo la areola, por ello se hernia tan fácilmente a este nivel. A consecuencia de esto, la mama crece sólo hacia delante con la consiguiente caída de la misma y herniación de la areola, que es menos resistente, junto a un insuficiente desarrollo de los polos inferiores de la mama.

No es un defecto genético, es decir, no es hereditario, ni tan siquiera parece que tenga lugar durante el desarrollo embrionario, en la gestación.

Es la más frecuente entre las anomalías o malformaciones mamarias. Se encuadra dentro de lo que llamaríamos anomalías de la base de implantación. Su tratamiento es sólo quirúrgico.

La clasificación de Grolleau divide la mama en cuatro cuadrantes. Determina tres grados de constricción:

  • Grado I. La falta de desarrollo se limita al cuadrante infero-interno. Si el resto de la mama tiene un desarrollo suficiente, la areola puede encontrarse desviada hacia abajo o adentro. Las mamas se ven entonces muy separadas y con las areolas algo convergentes. Aunque sea el grado I a veces es muy difícil de corregir.
  • Grado II. Los dos cuadrantes inferiores son deficientes en su desarrollo. En estos casos la areola puede estar mirando hacia abajo.
  • Grado III. Todos los cuadrantes están afectados y son deficientes. La base mamaria se encuentra constreñida y, dependiendo del grado de crecimiento de la mama, la deformidad puede ir desde una areola levemente protruída, hasta el típico aspecto de la mama tubular, estrecha y alargada, con una areola excesivamente grande y un surco submamario alto.

El grado de deformidad de la mama constreñida será mayor a mayor grado de desarrollo o volumen mamario, sobre todo en el grado III.

Siempre vamos a encontrar, en mayor o menos grado:

  • Alteración de la base de implantación de la mama, que no tendrá la forma redondeada normal, y constricción del surco submamario, que suele estar más alto. Hay menos polo inferior, es decir, la distancia del pezón al sueco es menor de lo habitual.
  • Alteración en el crecimiento mamario, que tiene lugar sobre todo en los polos superiores, con falta de desarrollo de los inferiores, dándole ese aspecto tubular.
  • Areolas excesivamente grandes y/ o herniadas.
  • Anomalías en el volumen mamario, siendo la mayoría mas pequeñas, aunque hay caos con volumen normal o aumentado.
  • Asimetría mamaria, presente en casi 2/3 de los casos.
  • Anomalía bilateral, las dos mamas suelen ser tuberosas aunque es frecuente la asimetría tanto en volumen como en grado de malformación.

El tratamiento es sólo quirúrgico y exige la remodelación glandular completa, reducir el diámetro areolar y la fragmentación de la banda de constricción o brida en el polo inferior, para permitir la distensión cutánea y el desarrollo de la parte inferior de la mama. Y, puesto que suelen ser mamas que han crecido poco a causa de la deformidad, se precisa también el aumento de volumen con un implante anatómico de anchura y proyección suficiente, que además de dar volumen ayuda a remodelar la mama.

Es importante realizar el diagnóstico de la mama constreñida antes de realizar la cirugía. Es frecuente que la paciente acuda a la consulta solicitando sólo un aumento mamario, sin conocer que presentan esta malformación. De hecho, en casos mínimos no es difícil que pase desapercibido. En casos más graves, la paciente tan sólo siente que tiene una mama muy rara, que a veces le acompleja tanto que nunca ha dejado que nadie se las vea, pensando que el suyo es un caso excepcional. Nada más lejos, pues casi un 20% de las pacientes que acuden a nuestra consulta para un aumento mamario muestran esta patología.

Es fundamental hacer un buen diagnóstico preoperatorio pues, de pasar desapercibida, la simple colocación de la prótesis puede incrementar la deformidad, viéndose como un doble surco en el polo inferior de la mama (no es ésta la única causa del signo del ” doble surco”).

Si la areola es pequeña, no hay herniación y es un caso leve- moderado, es ideal la vía submamaria. Se diseca la cara posterior de la glándula en un plano subfascial y se realizan bien cortes transversales, profundos, en la glándula hasta conseguir su expansión, bien cortes radiales en el polo inferior (técnica de Rees y Aston, o técnica del ” paraguas”), con la idea de que, bajo la presión de la prótesis, los tejidos se abran y permitan una adecuada expansión cutánea. La forma la da el implante. Otras veces, a través de esta vía, se puede trazar un colgajo glandular reverso, desde los polos supero laterales, muy llenos, que al revertirse rellene los polos inferiores o mediales, deficitarios (técnica de Puckett).

Ante areolas de diámetro mayor del habitual, o que muestren herniación de la glándula, o incluso si hay algún grado de ptosis (muy frecuente en estas pacientes tras los embarazos, pues sus tejidos periareolares son más laxos), la vía indicada es la periareolar completa. Con ella podemos reducir el diámetro areolar, hacer una mastopexia, y desde luego tenemos un excelente abordaje para disecar la glándula mamaria y realizar la técnica adecuada (glandulotomías transversales o radiales, colgajos galndulares…) para liberar las bandas de constricción y redistribuir el tejido glandular desde los polos superiores a los inferiores. El cierre se realiza con la técnica en ” round-block”.

Como en cualquier aumento mamario, aquí sigue siendo el criterio la cantidad de tejido o parénquima mamario presente en los polos superiores, por lo que el implante puede disponerse tanto en el plano subfascial como subpectoral. En general yo prefiero, por ser más natural y los resultados más duraderos al proporcionar mejor cobertura, el plano subpectoral, pero depende del caso.

¡Siempre anatómico!. Precisamos un implante con un gel de alta cohesividad para ayudarnos a tensar y dar la nueva forma a la mama. Asimismo, debemos priorizar el relleno de los polos inferiores, pues estas mamas se han desarrollado sólo en los polos superiores y en el área retroareolar, por lo que los implantes anatómicos resultan ideales. Por último, estos implantes tienen su punto de máxima proyección en la areola y en el polo inferior, ayudando entonces a tensar y expandir mejor el polo inferior y las cinchas infraareolares. Y la última consideración: los implantes anatómicos son los que más se parecen a una mama normal, si los usamos en aumentos normales porque quedan más naturales, con más motivo los usaremos aquí dado que en estas mamas tan malformadas es la prótesis la que va a dar la forma al pecho. La cirugía busca liberar y expandir los tejidos, pero es la prótesis la que le dará el volumen que le falta y la forma que buscamos.

Más que nunca, la planificación y medidas son fundamentales. Hay que evaluar muy bien la anchura del tórax y la base mamaria adecuada. Aquí resulta muy importante que el implante tenga la anchura adecuada, así como una buena proyección, preferiblemente alta o completa. El volumen mamario final queda entonces dictado por las medidas del tórax y las características de la mama.

Evidentemente es algo más largo que en un aumento normal, al menos una hora más, en función del caso. El postoperatorio en cuanto a molestias, dolor, o periodo de reposo es similar al de un aumento normal, aunque sí es más lento en cuanto al tiempo que las mamas se pueden mantener inflamadas o con edema. Hay que ser pacientes pues los resultados, si bien son aún más agradecidos que en otros aumentos, tardan varias semanas más.

En último lugar, y sólo para que no se olvide esta recomendación, quiero reiterar que las mamas tuberosas son, como habéis leído, más complejas que las mamas normales, a veces son un auténtico reto, casi como una reconstrucción mamaria, por lo que es muy importante que sean tratadas por un cirujano plástico con experiencia en esta patología, no es un simple aumento. Si no se diagnostican bien, o si no se realiza la técnica adecuada (y a veces son necesarias técnicas de cierta complejidad, que requieren una curva de aprendizaje y pericia mayor, y que también pueden ser causa de complicaciones) el resultado no solo será insuficiente, puede incluso generar un mal resultado difícil de resolver. La mama tuberosa es mucho más que un problema estético, es una malformación, y una buena cirugía puede conseguir un resultado espectacular, y cuando realizamos cirugía reconstructiva es ni más ni menos que ese óptimo de excelencia que es una mama normal.