No siempre planteamos las abdominoplastias para reparar las secuelas de los embarazos (habitualmente diástasis, debilidad muscular, cicatrices adheridas…) Otras veces la abdominoplastia es la cirugía que restaura el contorno del tronco tras importantes pérdidas de peso, que se traducen en grandes excesos de piel no solo en abdomen (por encima y debajo del ombligo) sino también en costados, crestas y parte baja de la espalda.

En estos casos, en los que se operan tanto hombres como mujeres, el exceso tisular es tan grande que debemos hacer resecciones de piel muy extensas, continuando por los laterales hasta la espalda -a veces en forma de dermolipectomía en cinturón- rodeando toda la parte baja del tronco.  Si no ha habido embarazos no suele haber diástasis, o las hay muy moderadas, pero sí podemos encontrarnos músculos muy débiles que es preciso reforzar.

Cada vez es más frecuente ver estos casos en consulta, pacientes que sin cirugía bariátrica previa han adelgazado muchos kilos y se han quedado con una piel colgante en abdomen y tronco, habitualmente muy laxa, con escaso tono y elasticidad.

Os recuerdo que la elasticidad de la piel es la capacidad de volver al mismo estado tras ser estirada. Luego no es lo mismo que la laxitud o la resiliencia, que se refieren a la propiedad de mantenerse elongados los tejidos cuando los estiramos, sin volver a su medida original, adaptándose y cediendo con el estiramiento. Esta laxitud es la responsable de que tantas veces tras una cirugía en que hemos hecho un estiramiento de los tejidos para retirar el sobrante, con el tiempo la piel ceda de nuevo y se vea de nuevo con cierto exceso. Esto es culpa de la calidad de los tejidos y así se suele advertir a los pacientes.

En estos pacientes con piel de mala calidad es clave no estirarla en exceso y no dejar nada de tensión, además de indicar a los pacientes que cuiden bien su piel con un adecuado tratamiento fisioterápico tras la operación y más adelante, para mantenerse lo mejor posible, una dieta correcta, los mínimos altibajos en el peso y hacer ejercicio, especialmente trabajando la musculatura abdominal.

Volviendo al caso que muestro aquí, mi paciente hacía muchos años que había perdido más de veinte kilos de peso y, aunque hace bastante deporte (que le había garantizado mantener muy bien ese peso tan bajo), le había quedado una importante flaccidez cutánea en tronco, mostrando esos tejidos tan caídos encima y debajo del ombligo, así como en los flancos. También aquejaba problemas de espalda que mejoraron tras reforzar la musculatura abdominal en la cirugía.

La cirugía consistió en una abdominoplastia extendida, prolongándose también en los flancos. Seguimos la técnica de alta tensión superior, que nos permite comenzar a repartir tensión desde la parte más alta despegada y menos tensión en la zona de la cicatriz. Asociamos una plicatura de aponeurosis de rectos para reforzarlos según refiero más arriba. La liposucción que solemos asociar en estas cirugías fue, obviamente en este caso, mínima dada la delgadez de la paciente, tan solo algo en línea media para definirla y en costados.

Mostramos un resultado a cuatro meses de la cirugía, por lo que aún se ven algo rojas las cicatrices, que por supuesto mejorarán notablemente en los meses siguientes. Estos pacientes con pieles tan laxas no suelen hacer cicatrización hipertrófica, pero como sabéis en medicina nada sigue una fórmula matemática, luego puede pasar de todo. En este caso, no tenemos cicatrices hipertróficas, de hecho muestra unas muy buenas cicatrices para su corta evolución.

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