SNIF Y NANOFAT O INJERTOS INTRADÉRMICOS

Mis pacientes y lectores en este blog saben cuán entusiasta soy de los injertos de grasa (o lipoestructura o lipofilling), técnica que llevo usando desde hace casi 17 años. Este campo es tal vez el que más se ha desarrollado en los últimos años, tanto en la cirugía plástica y estética como en la medicina regenerativa.

En cirugía estética actualmente asociamos los injertos de grasa en casi un 50% de nuestras cirugías, y de ellas casi en la totalidad de las cirugías en cara. Hace 2 semanas asistí al excelente Symposium Beauty trough Science, en Estocolmo, una referencia en nuestra especialidad, donde hemos repasado y puesto al día lo último en cirugía estética mamaria, cirugía de rejuvenecimiento facial e injertos de grasa.

Aunque se han tocado muchos temas, en progresivos post iré explicando algunas conclusiones y algunas novedades en el campo de los injertos de grasa en cirugía de rejuvenecimiento facial. Todos los cirujanos plásticos que trabajamos en este campo sabemos que los injertos funcionan, a corto y a largo plazo, pero ahora se trata de evaluar y comprobar científicamente cómo funcionan y por qué. Tenemos por un lado los estudios anatómicos donde se describen los diferentes compartimentos grasos de la cara, su profundidad y cómo evolucionan con la edad (interesantísima la exposición del Dr. Stuzin al respecto), que muestran cuáles se van depleccionando con los años, cuáles tienden a descolgarse, cuáles pueden ser elevados o reposicionados con un lifting y cuáles, en cambio, deben ser tratados con lipofilling, de forma que no sólo restauraremos así los volúmenes sino que además producirán una elevación de estructuras (así, cuando tratamos con grasa el área infraorbitaria y el pómulo, ayudaremos a reposicionar el párpado inferior y el surco infraorbitario).

 

Los estudios en laboratorio, por otro lado, nos explican que los injertos de grasa se componen (explicado en forma muy simplificada) de un pool o conjunto de células, no sólo adipocitos, también factores de crecimiento, preadipocitos, y, sobre todo, células madre o stem cell. Estas stem cell o células mesenquimales tienen capacidad de diferenciación celular y así son responsables de la regeneración tisular, e infiltradas en piel (tanto intradérmicas como en plano subcutáneo) inducen la regeneración de los componentes tisulares que se han ido perdiendo o atrofiando con el envejecimiento. Estas células y los factores de crecimiento provocan la neovascularización o creación de nuevos capilares, y así facilitan la regeneración por otra vía, y (demostrado con múltiples estudios) consiguen un aumento del grosor cutáneo y previenen y detienen el adelgazamiento de la piel propio de la edad.

Es decir, en un injerto graso tenemos adipocitos, que son los que aportan volumen, y una fracción estromal que induce neovascularización y regeneración tisular. Esto explica cómo funcionan los injertos y sus diferentes usos y aplicaciones. Tenemos diferentes tipos de injertos grasos, en función de su tamaño y composición:

MACROFATS o macroinjertos. Son los injertos que hemos utilizado habitualmente, con la técnica descrita y estandarizada por S. Coleman. Su primera indicación está en áreas a infiltrar en planos profundos, como mandíbula o pómulo, incluso área temporal, y siempre en contorno corporal como mamas o glúteos. El porcentaje de reabsorción no supera el 30%, por lo que se suele hipercorregir en esa proporción.

MICROFATS o microinjertos. Se extraen con cánulas especiales que tienen unos orificios de menos de 1mm, de forma que se toman piezas de diámetro mucho más pequeño. Contienen, al igual que los macrofats, adipocitos viables, que aportarán estructura y volumen. Su eficacia se basa en que, al ser injertos más pequeños, tienen más facilidad para revascularizarse con lo que el porcentaje de reabsorción es menor. Al infiltrarlos, con una microcánula de 0,7 a 0,9 mm de grosor, necesitaremos sobrecorregir en menor medida de forma que la inflamación postoperatoria será menor.

Los microfats son perfectos para cualquier localización en cara, dada su facilidad para integración, pero resultan imprescindibles cuando se infiltra la grasa en planos superficiales como es la zona periorbitaria (ojera, párpados superior e inferior). Al ser tan pequeños no dejan grumos ni bolitas, es decir, no resultarán “visibles”. Por su mayor integrabilidad también son más útiles en áreas como los labios que, al ser tan móviles, sufren un proceso de reabsorción mayor con los macrofats.

SNIF (Sharp Needle Intradermal Fat grafting o injertos introducidos con aguja en plano intradérmico). La novedad es que se trata de microinjertos que se infiltran en el espesor de la dermis a través de una aguja 23G (como la intramuscular). Continúan conteniendo adipocitos viables, por lo que la función sigue siendo la rellenar y estructurar. Al infiltrarse intradérmicos su objetivo es tratar arrugas, como las de los surcos nasogenianos, las de la mejilla, las verticales del labio (“código de barras”) o incluso las del cuello, arrugas que hasta ahora sólo podían corregirse mediante fillers o inyectables sintéticos del tipo del ácido hialurónico. Al ser tan pequeños y finos no se verán bolitas, se integran muy bien, como sabemos una vez integrados permanecerán durante años (no hay que repetir periódicamente), ventajas todas a las que añadiremos la capacidad regeneradora de la grasa.

Así, Microfats y sobre todo SNIF son una alternativa a los fillers, siendo la ventaja el ser autógenos (es decir, del propio paciente, luego no hay rechazos o intolerancias ni granulomas) y la comentada arriba permanencia y capacidad regeneradora de la grasa. El inconveniente de los SNIF frente al ácido hialurónico es que es una intervención quirúrgica, (y por tanto debe ser realizada por un cirujano plástico, no pueden realizarla profesionales sin título de cirugía), de una duración variable según las áreas a tratar pero nunca menos de una hora, aunque se puede hacer bajo anestesia local y también en combinación con otros procedimientos quirúrgicos en cara.

NANOFATS o nanoinjertos. A diferencia de los anteriores, los nanofats no contienen adipocitos o células grasas viables, pero sí stem cells o células madre, con su gran poder regenerativo. Infiltradas en piel, estas células o fracción estromal pueden regenerar los componentes tisulares atrofiados o dañados por el proceso de envejecimiento. Se obtienen emulsionando y filtrando la grasa, y se infiltran en dermis mediante finas agujas tipo 27G (agujas de insulina). El procesado elimina los adipocitos (luego no aportan volumen) pero mantiene las células madre y su capacidad regenerativa intacta. El efecto es visible a partir de los 6 meses (recordad, no es en absoluto un relleno), y pueden corregir lesiones pigmentarias, áreas con daño solar, la coloración oscura de la ojera, liberar cicatrices, mejorar las pieles sometidas a radioterapia ,o reafirmar y engrosar la piel dañada y atrófica del labio superior, del escote, del cuello, de las manos… Son perfectos en asociación con los SNIF en el tratamiento del cuello o del labio superior.

Se trata, al igual que en los casos anteriores, de una intervención quirúrgica a realizar por un cirujano plástico. Se realiza, al menos si sólo se van a utilizar nanoinjertos, bajo anestesia local, con una hora de duración aproximada. Hay que esperar un tiempo de inflamación mucho más largo que si de fillers o mesoterapia se tratara, así como un lapso de varios meses hasta obtener resultados. Suele tratarse de una intervención única y están claros sus beneficios de regeneración y rejuvenecimiento cutáneo por encima de cualquier otra técnica disponible hasta ahora.

El tratamiento ideal desde luego es combinar todos estos tipos de injertos, en función del esquema planificado, y desde luego su asociación resulta actualmente un arma imprescindible en la cirugía de rejuvenecimiento facial.

Quedo a vuestra disposición pero NO ATENDERÉ NI ON LINE NI POR TELÉFONO CONSULTAS SOBRE:

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Gracias por vuestra comprensión.