Con el bonito término de cirugía íntima femenina nos referimos a un conjunto de técnicas que tratan problemas congénitos o adquiridos en los genitales externos, como la reducción de los labios menores hipertróficos o asimétricos, las vaginoplastias, la reparación del himen o las cirugías en el pubis o Monte de Venus. Algunas como las vaginoplastias, que buscan reafirmar el tono muscular y estrechar una vagina que puede haberse dañado con el parto, entran en el terreno de la ginecología. Pero hay técnicas, en especial las que corrigen los labios menores y mayores, así como la región pubiana, que han aumentado espectacularmente en estos últimos años. ¿La razón? No pienso que sea una moda, ni un efecto más del culto al cuerpo, es simplemente que ahora se conocen más y las mujeres tienen menos temor a consultar acerca de esos problemas que tanto tiempo llevaban acomplejándolas. Los nuevos patrones de depilación (brasileña, integral…) no han hecho sino acrecentar la demanda de estas cirugías, por razones evidentes.

Entonces, ¿es un  problema estético o es cirugía reparadora?  Mi respuesta es: ¿dónde empieza una y acaba el otro? Unos labios menores muy largos, que pueden tener un origen genético o bien ser secuela de un complicado parto, a veces se pliegan sobre sí mismos y resultar muy dolorosos en las relaciones sexuales, o hacer imposible la práctica de algunos deportes, como la bicicleta. Y, siempre, está el factor estético, a veces estas mujeres están muy acomplejadas, pues se evidencian con algunas prendas de ropa (leggings), o lencería y ropa de baño, cuando no las inhibe en sus relaciones sexuales. En verdad crea mucha inseguridad, y la cirugía para resolver esto no es nada difícil.

Así, aunque la razón más importante sea la estética, es muy difícil establecer cuando un problema estético se convierte en uno funcional. En realidad, se trata de un problema tanto funcional como estético. Y también es difícil establecer, en el caso de las labioplastias (cirugía de labios menores) cuales son las medidas » normales» de un labio, pues es una cuestión de proporciones más que de medidas. Es el cirujano quien debe valorar, con un criterio médico y estético, pero también ético, qué casos están justificados y cuáles no. Y hablo de ética porque nunca una cirugía debe tener una única motivación económica, no podemos hacer publicidad de cirugías como un nuevo negocio, alimentando complejos y necesidades ficticias entre la gente. Sólo debemos operar casos justificados, y explicarlo así a nuestras pacientes. Si una paciente consulta para reducirse unos labios menores que ella considera largos o disarmónicos y nosotros consideramos que son normales en medidas y proporción tenemos que hacérselo ver, pues el problema puede estar en otro lado. Y, si creemos que tiene razón, objetivando esa disamonía, y esta cirugía le va a resolver un problema, adelante, por supuesto.

¿En qué consiste una Labioplastia? 

La labioplastia reductora o ninfectomía es una cirugía cuyo objetivo es reducir los labios mayores  o menores a proporciones más estéticas y funcionales, cuando tienen un tamaño anormal, son asimétricos o colgantes, sin por ello perder su función protectora ni su sensibilidad. Para ello, se hacen resecciones de tejido, en pequeñas cuñas, horizontales o verticales, para ir remodelándolos o simetrizando. A veces el exceso tisular alcanza o incluye el capuchón del clítoris, que puede estar incluso descolgado; en estos casos la resección incluirá este tejido con el fin de recolocar y mejorar su aspecto.

La cirugía dura de una a dos horas, según el caso, y se realiza con anestesia local y sedación o con anestesia epidural si la paciente así lo prefiere. Siempre en régimen ambulatorio. Hay que mantener una higiene rigurosa la primera semana, un reposo relativo 4-5 días y abstenerse de relaciones sexuales durante un mes.

A veces el problema no está en los labios menores sino que son los labios mayores los que son demasiado finos o gruesos. Si son tan finos que por ello dejan ver los menores, se puede realizar una infiltración de grasa o lipoestructura. Cuando son gruesos se escinden pequeñas cuñas de tejido.

Por último, otras veces la queja es una región pubiana o Monte de Venus descolgada o prominente. Podemos tratarla con una liposucción y, si se requiere, asociar algún tipo de lifting, ocultando las cicatrices en pliegues naturales. Esto último solemos asociarlo, cuando lo necesitan, en las abdominoplastias.

Como he comentado más arriba, tenemos pocos parámetros para determinar cuándo las medidas o proporciones no son las normales. En teoría, los labios menores no deberían ser más largos de 50 mm, y no debería haber una desproporción entre ellos o entre los mayores y menores mayor de 30 mm, pero todo esto es tan relativo. A veces no son tan largos pero les causan molestias o les desagradan profundamente… hay que valorar muy bien dónde está el problema (labios mayores finos o aplanados, labios menores hipertrofiados u otras características.), y decidir si la cirugía es razonable y va a resolver el problema. En la práctica, la mayoría de las pacientes que solicitan esta cirugía tienen unos labios de tamaño considerado normal, por lo que tendremos que valorar por qué la paciente siente que hay una anormalidad: pequeñas  desviaciones de los parámetros normales que causan ese disgusto, desproporción entre las diferentes estructuras, medidas normales pero a pesar de ello molestias…. nadie solicita una cirugía por capricho o por moda, hay que determinar qué tipo de problema hay, si se debe a la anatomía de la paciente operaremos, si no hay una explicación anatómica no debemos hacerlo y sí recomendar otro tipo de terapia, o convencerlas.

Quedo a vuestra disposición pero NO ATENDERÉ NI ON LINE NI POR TELÉFONO CONSULTAS SOBRE:

  • Intervenciones realizadas por otros especialistas
  • Ni aquellas que exijan una valoración del paciente en persona.

Gracias por vuestra comprensión.