No es el objetivo de este post responder a la típica pregunta (y leyenda urbana) de si las prótesis se pueden romper al viajar en avión tras un aumento mamario. Ya sabéis todos y todas que no, no se rompen las prótesis si volamos en avión, están más que testadas y preparadas para soportar importantes diferencias de presión sin sufrir daño. En este post lo que quiero explicar es por qué son tan frecuentes las complicaciones si  tras una cirugía reciente se hace un viaje largo en avión, muy típico del turismo quirúrgico, complicaciones que todos hemos atendido en nuestras consultas en pacientes que han viajado a otro país o continente para operarse, tal vez buscando mejores tarifas y al final precisando segundas cirugías que solventen los problemas surgidos y, claro, pagando mucho más. Hay que pensárselo mejor.

La complicación más habitual se ve tras aumentos mamarios, sobre todo si se asociaba a una mastopexia, es decir, con más cicatrices. La paciente suele referir que estaba perfecta antes de viajar pero a la vuelta empieza con dehiscencias de las heridas cuando no exposición de los implantes. Difíciles de resolver y que nunca quedan como si hubiera pasado nada. ¿Se puede entonces viajar en avión tras estas cirugías? ¿tras cuánto tiempo? ¿hay problemas en cualquier vuelo o sólo si son largos?

Sí que puede haber problemas, pero no en cualquier tipo de trayecto en avión, pues depende de la altura de crucero o altura a que se vuele y del número de horas de viaje. Los jets comerciales vuelan a una altitud estándar de 28000 a 35000 pies (8500-10.600 m), pues viajar a alturas mayores y a niveles de velocidad ( a más altura se precisa más velocidad ) más elevados limita la provisión de oxígeno. Y también afectan a los cambios de presión, pues por más que las cabinas del avión estén presurizadas, por encima de determinada altura (por encima de 35-40.000 pies) disminuye la presión, y del mismo modo se perciben y sienten los cambios al ascender rápidamente (hipopresión ) o al descender bruscamente (hiperpresión). En realidad las cabinas de los aviones comerciales están bien presurizadas para una altura de 5000 a 8500 pies (1500-2400m), es por esto que los oídos de las personas se tapan durante el despegue y el aterrizaje, pues el aire atrapado en los oídos se afecta y adapta por el cambio de la presión en tierra a un nivel más útil en las alturas.

 

Pero no siempre la altura de crucero de los vuelos comerciales alcanza esa cota, pues para llegar a los 35-40.000 pies se precisa tiempo (por más que a esas alturas es menor la presión del aire y se precisa menos combustible, además de ser necesaria una mayor velocidad). En un vuelo de una hora no da tiempo a subir y descender de esa altura, por lo que se mantendrá a un nivel de vuelo 250, es decir, a unos 25000 pies.

¿En qué afecta todo esto a los implantes mamarios? Los implantes, en efecto, no se rompen ni estallan, pero sí acusan las diferencias de presión. En la hipopresión se expanden , como los líquidos y gases de nuestro cuerpo. Me ha servido de mucha ayuda el artículo del Dr. Cristino Suárez, publicado en el European Aesthetic Plastic Surgery Journal, vol 4, nº 2, 2014, donde recopila muy bien estudios de los efectos de la presión sobre los implantes, en laboratorio y en la práctica.

Así, si estamos en el postoperatorio inmediato (primeras 2 semanas) es habitual que haya líquidos periprotésicos o edema en los tejidos, que se expandirán con el cambio de presión, de forma que si no están dentro de un continente tisular fuerte éste (los tejidos operados y con cicatrices) se puede resentir y abrir si por la corta evolución postoperatoria no es aún fuerte, con la consiguiente dehiscencia de las heridas y exposición del implante. Es decir, las prótesis no se rompen pero sí se expanden, la prótesis y el líquido periprotésico, tanto más cuanto más líquido o menos cohesivo sea el gel.

No sólo se puede expandir el gel de las prótesis (en cantidades limitadas, de 1-4%, según el tipo de gel), también ocurre un fenómeno de gasificación o formación de burbujas alrededor de la prótesis, que desaparece al tomar tierra. Esta expansión de los líquidos periprotésicos y estas burbujas de gas sólo se producen a partir de determinada altura, por encima de los 30.000-35.000 pies. Así que si los tejidos y las cicatrices no están muy firmes hay un notable riesgo de que, ante la presión del contenido se abran. Cuánto más riesgo no habrá si el vuelo alcanza más de los 40.000 pies, nada raro en vuelos intercontinentales, sobre todo (como bien apunta el Dr. Suárez) porque viene siendo una práctica frecuente entre las compañías low cost al suponer volar a esta altura un menor coste de combustible y mayor velocidad de vuelo. El riesgo es mínimo en cambio en vuelos nacionales, cortos, al manejarse menores alturas de crucero.

Todos conocemos y hemos sentido los efectos de los cambios de presión en los aviones. Desde el dolor de oídos al aterrizar y despegar, al franco dolor por los cambios de expansión y contracción en el aire en el oído medio (que comprimirá o traccionará del tímpano), conocido como aerootitis, o el efecto en los senos paranasales , o el dolor en los dientes si estamos sufriendo alguna infección peridental. Y no es raro que muchas mujeres con implantes mamarios sientan molestias en su pecho, normalmente pasajeras y sin trascendencia, que se deben a la expansión y contracción de la cápsula o a la formación burbujas alrededor de la prótesis. Así, por encima de los 35.000-40.000 pies las prótesis no se rompen pero sí que se expanden, y del mismo modo los líquidos periprotésicos si los hubiera, por ello este fenómeno no tendrá trascendencia si hace tiempo de la cirugía, pero resultará peligroso en el postoperatorio precoz, dado que por una parte hay más líquidos y edema alrededor del implante y por otra los tejidos no se han recuperado aún y no tienen consistencia suficiente para soportar esa presión o volumen aumentado y pueden abrirse. Por esto vemos tantos implantes expuestos o dehiscencias de las heridas en pacientes operadas lejos de nuestros países, pues retornan a su país de residencia demasiado pronto como para tomar esos vuelos sin riesgos.

Por ello, y resumiendo, las indicaciones o precauciones a tomar serían:

tras un aumento mamario simple, sin problemas pasados 3-4 días para vuelos nacionales, de 1-2 horas, ya que no se alcanzarán alturas de riesgo. Recomiendo esperar unos días más si se trató de una mastopexia de aumento, al menos 10 días, siempre que los tejidos muestren buena cicatrización.

Tras aumentos mamarios y notablemente tras mastopexias de aumento si se trata de vuelos de más de 4 horas, nunca antes de 2 semanas, por el elevado riesgo de dehiscencias y extrusión del implante. Si hay dudas de la estabilidad de las cicatrices, no se recomendará hasta que las condiciones lo permitan.

En todos los casos, pasado el tiempo prudencial , con toda seguridad ya tras 1 mes (todo bien cicatrizado ya, pues, se puede viajar sin problema, no teniendo trascendencia que se sientan molestias en el pecho durante el vuelo, pues esos cambios de presión no afectarán ya los tejidos, estabilizados y resistentes ya.

-Recordad, ¡los implantes no se van a romper!, ni siquiera los de suero fisiológico, que tampoco estallan en los aviones, esto sólo afecta a los tejidos periprotésicos y por tanto también a la piel y las cicatrices.

 

Como norma general para cualquier vuelo largo tras cualquier cirugía, sobre todo si implicó reposo o dificultad para moverse, sea cirugía abdominal, ginecológica, vascular, ortopédica o plástica, tened en cuenta el riesgo que la larga inmovilización con las piernas dobladas (¡y en esos asientos cada vez más estrechos! ) suponen para el desarrollo de una trombosis venosa profunda, de forma que no debemos olvidarnos de tomar la medicación recomendada, movernos y caminar al menos cada hora y tomar abundantes líquidos. Ante la menor duda, consultad a vuestros cirujanos.

Quedo a vuestra disposición pero NO ATENDERÉ NI ON LINE NI POR TELÉFONO CONSULTAS SOBRE:

  • Intervenciones realizadas por otros especialistas
  • Ni aquellas que exijan una valoración del paciente en persona.

Gracias por vuestra comprensión.