neuromoduladores ácido hialurónico

No es el objetivo de este post hablar de qué son los neuromoduladores (toxina botulínica tipo A) ni cómo funciona, que supongo ya conocerán todos los lectores. Hoy deseo aclarar y opinar respecto a algunas ideas preconcebidas, muy extendidas, que con frecuencia escucho en la calle y en la consulta.

Sólo a modo de resumen, recuerdo aquí que la toxina botulínica actúa relajando los músculos faciales, al bloquear la trasmisión del impulso nervioso entre el nervio y el músculo. La toxina inhibe la formación de acetilcolina, un neurotrasmisor responsable del impulso nervioso que causa la contracción muscular. Cuando desciende el efecto de la toxina el cuerpo vuelve a producir acetilcolina, y entonces vuelve la contracción y las arrugas de expresión bloqueadas. Generalmente su efecto dura de 4 a 6 meses, y varía según el individuo, la actividad de sus músculos, la dosis usada y los músculos y puntos tratados. Lo normal es realizarse las infiltraciones dos o tres veces al año. Aunque puede empezar a utilizarse en personas de 30 años, es más habitual a partir de los 40. Los neuromoduladores corrigen las arrugas de expresión, dinámicas, producidas por los músculos hiperfuncionantes, rejuveneciendo al relajar la expresión y dejando una piel más suave y tersa. Es también preventivo del envejecimiento, al evitar la formación de arrugas fijas y al detener la acción depresora de algunos músculos tratados, como el orbicular de los ojos que desciende la cola de la ceja o el depresor del ángulo de la boca que desciende la comisura.

Pero aunque bien conocido tiene muy mala prensa, siendo muy extendida la idea de que deja rostros inexpresivos y artificiales, cuando esto es sólo el efecto de un tratamiento mal hecho, muchas veces a instancias del paciente, con dosis excesivas y muchas zonas tratadas. Los neuromoduladores bien administrados deben dejar rostros más relajados, sin aspecto de cansancio ni de mal humor, pero manteniendo la expresividad y sin caer en caras clónicas. En realidad, cuando está bien realizado no debería ser evidente su aplicación. Veamos esos prejuicios: 

1.-Los neuromoduladores dejan caras artificiales e inexpresivas

Cuando se utiliza en dosis excesivas, el neuromodulador ya no relaja, sino que paraliza los músculos tratados, perdiéndose la capacidad de gesticular y alterando la sinergia con otros músculos. El problema es que esto suele deberse al gusto dudoso de muchos pacientes, que solicitan una frente o un entrecejo sin una sola arruga, o con las cejas muy altas, a pesar de la opinión del especialista que les avisa de la poca naturalidad de un tratamiento de este tipo. Con frecuencia los pacientes se quejan de que les ha quedado aún alguna arruga cuando gesticulan, relatando que el neuromodulador no les ha hecho efecto. Otros pacientes piensan que el neuromodulador “sube” estructuras como las cejas, de forma que a más neuromoduladores más suben… y hay que explicar una y otra vez que el músculo que sube las cejas es ese mismo músculo frontal que causa las arrugas horizontales que desean borrar al completo…Y cuántas veces la naturalidad (un rostro sereno y rejuvenecido sin arrugas marcadas, estáticas, pero con capacidad de gesticular, de forma que al intentar subir las cejas se pueda conseguir, aunque sea marcándose algunas suaves arrugas dinámicas, expresivas, mucho más finas….¿no es eso un rostro natural y expresivo?). Todo esto hay que hablarlo en la consulta, y mi recomendación a los pacientes es que se dejen aconsejar, las caras deben ser bonitas tanto estáticas como al gesticular… Y, si tenéis claro que buscáis algo más “visible”, sabed que será a cambio de perder naturalidad, y sí, si no os gustó, siempre se puede poner un poca más. Y, en caso de que vuestro médico os haya puesto una dosis excesiva, recordad que es siempre reversible y que basta con esperar unos pocos meses.

2.-Los neuromoduladores rellenan

El neuromodulador no rellena, trata las arrugas de expresión debilitando los músculos, así corrige las arrugas del entrecejo, las de la frente o las patas de gallo. No es una alternativa a los rellenos, hay arrugas que se tratan rellenándolas (como las de los surcos nasogenianos) pero otras no se corrigen si no es con neuromoduladores, como las de la frente o entrecejo. Hay pacientes que no quieren neuromoduladores porque piensan que queda artificial o que dura poco, pero el caso es que las arrugas de expresión dinámicas no tienen otro tratamiento. Lo que sí es habitual es asociar neuromoduladores y rellenos tipo ácido hialurónico, en zonas diferentes, o en asociación con acciones distintas, para rejuvenecer un rostro.

3.- A mí no me hacen efecto los neuromoduladores 

El neuromodulador siempre hace efecto cuando queremos relajar un músculo, otra cuestión es si esa acción de debilitamiento muscular va a servir para el resultado buscado, es decir, es una cuestión de indicación, del caso que estemos tratando y del plan de actuación. Así, el neuromodulador va a ser poco efectivo en pacientes con las cejas muy bajas, por más dosis que pongamos, pues si tanto en frente como en cola de ceja hay ptosis o flaccidez, no es ya tanto un problema muscular como de la caída tisular. Es cierto que habrá ocasiones en que el neuromodulador haga más efecto que otras, y que, por supuesto, el efecto de la toxina será mejor si los músculos no son demasiado hiperfuncionantes, pero no es en ningún modo cierto que en algunos pacientes no tenga acción la toxina. El neuromodulador sirve para lo que sirve pero sólo para lo que sirve.

4.- Cuando se empieza un tratamiento con neuromoduladores hay que seguir repitiéndolo siempre.

No necesariamente, aunque lo ideal es repetir las sesiones 2-4 veces al año, con periodicidad, a fin de mantener un resultado constante y que los músculos tratados no tengan ocasión de recuperar su fuerza, hay pacientes que sólo se lo hacen para ocasiones especiales, a modo de tratamiento flash, o simplemente cuando no se sienten a gusto con su aspecto, de forma puntual. 

5.- Los neuromoduladores causan adicción.

Simplemente los neuromoduladores favorecen y rejuvenecen, y eso da satisfacción a los pacientes, de forma que, cuando se pasa el efecto, desean volver a estar así, no hay más. No se genera ningún tipo de sustancia adictiva y, rotundamente, el efecto del neuromodulador es del todo reversible, de forma que cuando remite el aspecto es similar al previo a los tratamientos, no hay ningún tipo de secuela en los músculos tratados.

6.- Si los neuromoduladores quedan mal, ya no se puede arreglar. Un resultado artificial se mantiene en el tiempo.

Ni el artificial ni el maravillosamente natural el efecto del neuromodulador siempre desaparece. Si no nos gustó es tan simple como esperar y volveremos a estar como antes.

7.- Los neuromoduladores me duran muy poco.

Por lo general dura de 4 a 6 meses, pero hay zonas donde puede durar menos y en otras incluso más. Por ejemplo, una zona de resultados muy duraderos es la glabela; esto se debe a que son músculos relativamente cortos que no tienen más misión que la mímica, de ahí que se puedan poner dosis altas y profundas, muy efectivas, que duran mucho tiempo. En cambio es normal que en las patas de gallo dure menos, 3-4 meses, pues aquí se combina que tratamos un músculo extenso y fuerte, pero al tener la función de mantener el ojo cerrado  y el párpado inferior con buen tono, no podemos poner dosis altas ni en profundidad sobre todo en su mitad inferior (a menos que no nos importe exponer a nuestro paciente a un párpado más débil y a que aparezcan bolsas con más facilidad ), así que sólo debilitaremos pero no paralizamos, y esas dosis más pequeñas y superficiales duran menos. Por otra parte, es habitual que el efecto se mantenga más tiempo si se repiten los tratamientos con periodicidad. También influyen la edad, la forma de reaccionar de cada organismo y, claro, la técnica y dosis utilizada.

Hay varias marcas de toxina en el mercado, además de la más conocida y que da el nombre popular al producto, Neuromodulador, de Allergan. En España la autorizada para uso estético es Vistabel, de Allergan, similar a Neuromodulador. Otras marcas son Bocouture, Dysport, etc… todas de acción y tiempo de actuación similares. 

8.- Las arrugas tratadas con neuromoduladores  pueden cambiar de lugar.

Puede ocurrir que al relajar un músculo se potencie otro, de acción agonista o antagonista, y pase a contraerse con más fuerza, creando una arruga nueva. Esto es más frecuente en personas con músculos hiperactivos, que gesticulan mucho, hasta el punto de que si tienen bloqueado el músculo que habitualmente hace ese gesto, intentarán hacerlo con otros, que causan gestos distintos. Hay que habituarse, en estos pacientes, a intentar no forzar los gestos y tener una actitud más relajada. Es tarea del especialista que infiltra la toxina valorar bien cada caso, antes y después del tratamiento, desde un exhaustivo conocimiento anatómico, a fin de evitar o corregir si surgen estas situaciones. Es recomendable evitar a menos que se conozca muy bien la técnica y/o a nuestro paciente las dosis muy altas y sobre todo infiltradas muy profundas. Un ejemplo de esto es la aparición de arrugas en la raíz nasal tras la infiltración en glabela, o alguna arruga bajo el borde libre del párpado inferior al tratar las patas de gallo. La corrección pasa por, además de infiltrar menos dosis, poner algún punto superficial en esos músculos que se activan secundariamente.

9.-Los neuromoduladores bajan la cabeza de la ceja.

Esto es un efecto que se ve frecuentemente y resulta muy delatador, en realidad corresponde a una sobredosificación al tratar el entrecejo o glabela. Este es un ejemplo de por qué a veces es mejor poner menos neuromoduladores, aunque quede alguna arruga (que siempre será menos profunda y tal vez sólo al gesticular), si no deseamos un efecto artificial, no buscado, como es una ceja más baja y así un párpado superior menos despejado en su parte interna. Lo malo es que a veces los pacientes sólo lo entienden cuando se lo ven a pesar de nuestra recomendación, y en algunos casos ni aún así.

10.- Los neuromoduladores dejan las cejas en pico ( Cejas de Mefisto)

Espero que esto sea ya historia, pero éste es otro de esos efectos indeseables, artificiales, que se solían ver cuando se trataban frente y orbicular, con el objetivo de “planchar” la frente y subir la cola de la ceja. Se puede evitar poniendo dosis más bajas y valorando bien la anatomía de los músculos del paciente, pues hay casos en que el músculo frontal es muy fuerte o muy ancho, llegando hasta las sienes. De aparecer este efecto, es fácil de corregir poniendo algún punto superficial en el frontal que lo esté motivando.

Mi conclusión es que los neuromoduladores son un recurso muy eficaz, hoy día imprescindible en nuestro trabajo en rejuvenecimiento facial, además de sus usos en cirugía reparadora y otras especialidades. Pero, para un buen resultado, aparte de la imprescindible indicación o selección de pacientes a fin de obtener en verdad el resultado buscado, es del todo necesario un preciso conocimiento anatómico por parte de quien lo aplica, y una no menos precisa explicación de qué se puede conseguir, cómo lograr un resultado natural y, por supuesto, definir qué es lo natural y qué lo artificial para médico y paciente. El neuromodulador es perfecto cuando está bien indicado y mejor aplicado, y aún más cuando se plantea en combinación con otras técnicas como rellenos con fillers, lipoestructura, o cirugías faciales.

Quedo a vuestra disposición pero NO ATENDERÉ NI ON LINE NI POR TELÉFONO CONSULTAS SOBRE:

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Gracias por vuestra comprensión.