Cuando nos planteamos una cirugía de rejuvenecimiento facial, más que nunca la clave es un buen diagnóstico y una cuidada valoración de los componentes o factores que deciden el envejecimiento facial. Estos tres elementos son la calidad cutánea, el volumen de las estructuras faciales y el efecto de la gravedad sobre ellas. Si deseamos conseguir un resultado satisfactorio y natural, hay que tratar los tres, en la medida en que estén presentes, no es sólo estirar.

1.- Pérdida de elasticidad de la piel. Las fibras de colágeno y elastina disminuyen y con ellas la elasticidad cutánea. Al paso del tiempo hay que añadir factores agravantes como el hábito de fumar, la exposición solar, los cambios ponderales, la nutrición poco adecuada o la presencia de algunas patologías. Los problemas cutáneos deben tratarse con técnicas que mejoren la calidad de la piel, como la dermoabrasión, los peelings, los láseres, la luz pulsada, etc. Son tratamientos de la piel.

2.- Deflacción o pérdida de volumen. Precisamos el concurso de técnicas que incrementen el volumen de las áreas deprimidas o hundidas. Lo ideal es un material autólogo, de nuestro propio cuerpo, en forma de injertos de nuestro tejido graso. La infiltración de grasa o lipoestructura permite incrementar el volumen de cualquier parte de nuestra cara y en diferentes profundidades. En casos en que no recurramos a la grasa podemos utilizar o combinar con fillers sintéticos como el ácido hialurónico ( Juvederm, Restylane, Perlane) u otros como el Radiesse. Dependerá del grado de deflacción y de nuestro objetivo.

3.- Descenso o descolgamiento gravitacional. Es secundario a la pérdida de elasticidad cutánea y del volumen, acentuado por la acción de los músculos depresores como el orbicular de los ojos o el platisma del cuello. Su tratamiento es el lifting, que es la única técnica antigravitatoria que funciona. Esta cirugía recoloca los planos profundos y eleva o estira la piel.

Cuando valoramos una cara que deseamos rejuvenecer, lo primero que valoraremos es si el paciente es un «sinker», es decir, con un rostro hundido, arrugado, o un «sagger», caído, descolgado.

  • Si su rostro está arrugado por una importante pérdida de volúmenes, pero sin descolgamiento, el tratamiento debe orientarse a tratar esas depresiones y hundimientos, idealmente con lipoestructura, pero no con un lifting ( nunca si no hay descolgamiento o importantes excesos cutáneos, hablamos de la cara ahora, no del cuello que probablemente sí lo necesitará). Un lifting en un paciente con las mejillas u órbitas o sienes hundidas, si se hace como única técnica, sin aumentar volúmenes, sólo logrará una cara estirada pero aún más hundida y adelgazada, hecho que a veces se veía en las cirugías practicadas en los años 60 o 70.
  • Si, en cambio, tiene una ptosis o caída de las estructuras faciales, el lifting resulta imprescindible, y sus problemas nunca se resolverán si no se hace un lifting.

Las últimas tendencias buscan un resultado lo más natural posible, ya no queremos esas caras tan estiradas y esqueletizadas que realmente eran artificiales y para nada rejuvenecidas ni favorecedoras. Ahora tenemos más recursos a asociar y además los pacientes suelen comenzar a edades más precoces a realizarse tratamientos. Esto es lo ideal, por supuesto, comenzar pasados los 30 con tratamientos con toxina botulínica para tratar arrugas de expresión, poco después comenzar a tratar las primeras arrugas estáticas como los surcos nasogenianos con ácido hialurónico, combinar con tratamientos para la piel tipo mesoterapia, radiofrecuencia, láser…y en torno a los 50 llega el momento de comenzar con la cirugía.

Los tratamientos que aumentan el volumen, tipo lipoestructura y/o rellenos tipo hialurónico durante muchos años, si se aplican de forma sutil, son perfectos. Cada vez tratamos más zonas, algunas hasta hace poco impensables, como las sienes, región periocular, frente..( mediante lipoestructura), pero tienen un límite. No olvidemos que la cantidad de volumen en una cara de 20 años puede resultar cuando menos extraño o sobrenatural en un rostro de 55. Cuando abusamos de los rellenos no obtenemos resultados más naturales que con un lifting, muy al contrario, a veces un rostro hiperrellenado es más artificial que otro hiperestirado. No tenemos más que ojear cualquier revista del corazón..Mucho ojo con esa tendencia a » evitar a toda costa la cirugía». Los neuromoduladores tienen su función, y su limitación, del mismo modo que los rellenos, y cuando hace falta la cirugía hay que hacer cirugía, si queremos un buen resultado. Recordad, si hace falta un lifting nada lo sustituirá, y no se logrará el resultado buscado si no se hace el lifting.

En resumen, la clave es valorar despacio los factores que motivan o explican un rostro envejecido, para tratar cada uno de ellos, en la medida que se precise. Un resultado satisfactorio al par que natural pasa por combinar técnicas quirúrgicas y no quirúrgicas, siempre .Y también, como siempre, no sobreactuar, ni sobrerrellenar ni sobreoperar, hay que hacer todo lo que haga falta pero sólo lo que haga falta.

Quedo a vuestra disposición pero NO ATENDERÉ NI ON LINE NI POR TELÉFONO CONSULTAS SOBRE:

  • Intervenciones realizadas por otros especialistas
  • Ni aquellas que exijan una valoración del paciente en persona.

Gracias por vuestra comprensión.