Diferencias entre lipedema y linfedema

Hasta hace poco no se conocía bien el concepto del lipedema, también llamado enfermedad de las piernas gruesas, tendía a confundirse con la celulitis o englobarse en un vago concepto de lipodistrofia. Lo dramático es que, con los años, avanza y empeora. Y también el desconocimiento entre los médicos hace que a estas mujeres se les inste a intentar adelgazar, pensando que sea ésta la causa, pero realmente no mejora nada perdiendo peso, con lo que las mujeres que lo padecen deben sufrir el tener las piernas deformadas, frecuentemente muy dolorosas (esto es muy típico del lipedema), con pocas soluciones distintas a gastar un montón de dinero en masajes y drenajes que no curan, aunque sí mejoran temporalmente.  Es una situación que puede ser bastante deprimente, pero por suerte ahora está empezando a conocerse y a entenderse.

El desconocimiento hace que pasen muchos años desde que se inicia (típicamente desde la pubertad) hasta el diagnóstico, con el sufrimiento físico y emocional que esto supone. Y, además, el problema es que es muy frecuente, barajamos estadísticas de en torno a un 10% de las mujeres en diferentes grados. Verdaderamente, conocer que se tiene esta enfermedad es de una gran ayuda al poder buscar soluciones efectivas y, sobre todo, no tener que culpabilizarse por no poder adelgazar por más que se intente (ojo, el lipedema es distinto de la obesidad).

DIFERENCIAS LIPEDEMA-LINFEDEMA

Lo primero es distinguir el lipedema de otras patologías, especialmente del linfedema. Lipedema y linfedema son patologías que suponen inflamación en brazos y piernas, sin embargo el linfedema es un problema de los vasos linfáticos y, en cambio, en el lipedema no hay alteración de los vasos linfáticos (al menos no al principio) sino que son puros depósitos de grasa subcutánea, casi siempre en miembros inferiores (y a veces también en brazos) y casi exclusivamente en mujeres.

EL LINFEDEMA

Es un trastorno de los vasos linfáticos que puede ser espontáneo o primario (10% de los casos) o secundario (linfadenectomías en el tratamiento del cáncer, por ejemplo en el de mama o próstata, o postraumático) y que afecta brazos y piernas. A veces puede asociarse o predisponer a infecciones severas de tejidos blandos. Es un trastorno que suele precisar tratamiento, consistente en drenaje linfático a cargo de fisioterapeutas, y en algunos casos ser susceptible de cirugía si es muy severo.

El linfedema empeora con la obesidad, y de hecho la obesidad mórbida puede causarlo. Es típico el signo de la fóvea o que se quede marcado el dedo si presionamos, aunque en casos avanzados será tan fibrótico que no se puede no deprimir.

EL LIPEDEMA

Esta enfermedad determina depósitos patológicos de tejido graso en miembros inferiores (a veces también en brazos) y ocurre de forma espontánea, sin tener causa distinta a la hormonal y genética. Generalmente es simétrico y es muy característico que nunca afecta a los pies ni a las manos, a veces dejandocomo un anillo en tobillos o muñecas. No se relaciona necesariamente con la obesidad, aunque empeora con ésta, y no mejora al perder peso, de hecho pueden sufrir lipedema tanto las mujeres delgadas como las obesas. Nunca aparece antes de la pubertad, pero puede aparecer o agravarse tras embarazos, la menopausia o alguna intervención ginecológica, de ahí la relación con una causa hormonal.

No mejora ni con dieta ni ejercicio y sí con tratamientos tipo drenaje linfático, presoterapia, uso de medias compresivas y, especialmente, con la liposucción (hidroliposucción en concreto, tipo WAL o BodyJet Liposuction) que es realmente el único tratamiento. En casos avanzados puede llegar a comprometer los vasos linfáticos de las piernas, asociándose a un linfedema. Y siempre tiende a agravarse, al menos si no se trata de forma efectiva, pero el ritmo es muy variable de unas mujeres a otras.

Según su severidad establecemos cuatro estadíos, que se ven igualmente en brazos si están afectados:

  • Estadío I

Forma tipo “pera” o cartuchera, con piel lisa y uniforme, puede tener alguna textura tipo piel de naranja al pinzarla, palpándose el tejido subcutáneo espeso pero blando. Puede haber alguna irregularidad en cara interna de muslos y rodillas.

  • Estadío II

Cartuchera evidente, con superficie cutánea con nódulos de diferentes tamaños tipo acolchado, se conoce como “síndrome del edredón”. El tejido subcutáneo aún es blando aunque más espeso. Suelen aparecer importantes acúmulos de grasa en la parte trasera de la rodilla.

  • Estadío III

El tejido subcutáneo ya es duro, hay gruesos rodetes de grasa deformes en la cara interna de muslos y rodillas, frecuentemente por heridas de frotamiento o roce, también a veces rodetes o colgajos que caen sobre los tobillos, posición en X de las piernas por deformación postural de las articulaciones.

  • Estadío IV

O lipolinfedema. Ahora el acúmulo tan notable causa obstrucción de los vasos linfáticos y lindefema.

DIAGNÓSTICO DEL LIPEDEMA

Es esencialmente clínico, junto a la historia de la paciente:

  • Aparece simétrico en ambas piernas, y en un tercio de los casos también en los brazos
  • Nunca están afectados los pies ni las manos
  • Es doloroso, y esto es diagnóstico del lipedema, a veces son dolores espontáneos tipo sensación de hinchazón, otras es dolor a la presión o incluso al tacto. Los dolores se agravan con la retención de líquidos a lo largo del día. Es diagnóstico hacer un pinch-test o pellizco en piernas, que será muy doloroso, frente a otro en abdomen o espalda, que no lo será. El dolor del lipedema depende más del líquido retenido que del volumen de grasa, pero incluso en mujeres delgadas puede ser muy doloroso. El dolor es el criterio que distingue el lipedema de una hipertrofia grasa de las piernas, pues aunque ésta pueda ser simétrica y con fragilidad capilar, no es dolorosa
  • Fragilidad capilar, que hace que sean muy habituales los hematomas ante el mínimo golpe o presión
  • Retención de líquidos a lo largo del día, aún mayor si hace calor o si se está mucho de pie
  • No mejora con la pérdida de peso, adelgaza todo menos las zonas con lipedema
  • Deformidad corporal, con marcada desproporción caderas y piernas respecto al resto del cuerpo, tanto en pacientes con sobrepeso como delgadas.
  • La piel se ve como nodulosa, acolchada, diferente de la de otras partes no afectadas. Sin embargo es blanda, salvo en el estadío III, de forma que la presión no deja fóvea, no queda marcada.
  • Es típico en mujeres delgadas y deportistas que puedan tener los músculos bien definidos, por ejemplo en abdomen, y que sin embargo en las piernas no se les marca nada, viéndose borrados por la grasa suprayacente.
  • La piel de las caderas suele estar fría, a veces toda la pierna

Es imprescindible hacer un diagnóstico diferencial de otros tipos de patologías, como la hipertrofia grasa de las extremidades, las adiposidades localizadas (tipo ginecoide o pera), el linfedema, el edema venoso… Hay pruebas radiológicas que ayudan, como la ecografía o el TAC, pero -repito- es sobre todo la historia clínica y la exploración las que dan la clave. Lo más típico: la resistencia a la dieta, el lipedema aumenta aunque se esté delgada y no mejora al adelgazar, siendo una auténtica hiperplasia o incremento (patológico, pues esto no suele pasar ya tras la pubertad) en el número de adipocitos, al par que en su volumen.

TRATAMIENTO CONSERVADOR

Sabemos que no responde a dietas ni a ejercicio, aunque siempre se recomendará control del peso, pues el sobrepeso empeora la presión de la grasa bajo la piel. Tampoco responde a diuréticos, ni mejora con el reposo con piernas elevadas.

Ninguna medida conservadora es permanente, las pacientes deben realizarse estos tratamientos de forma periódica, siempre. Se trata de tratamientos drenantes, muy en especial el drenaje linfático manual, aunque también pueden ayudar técnicas como la presoterapia (menos eficaz que el anterior).

Se recomienda también el uso de medias de compresión la mayor parte del día, incluso haciendo deporte, que, además de mejorar el drenaje linfático, su uso podría retrasar el crecimiento de las células grasas. Por supuesto las medias (o pantis, ambos van bien) también ayudan a mejorar o controlar las varices, tan habituales en pacientes con lipedema.

TRATAMIENTO QUIRÚRGICO

Es el único que de verdad sirve. Consiste en reducir el volumen del tejido graso mediante liposucción y la mejor técnica de liposucción para tratar el lipedema es unánimemente la liposucción WAL (Water-Jet Assisted Liposuction) Body Jet Liposuction o liposucción con agua a presión, ideal para no romper los vasos linfáticos (ya algo precarios en estas pacientes) y extraer de forma menos traumática y precisa, al mantener los adipocitos en un ambiente más líquido, menos denso y por tanto más fáciles de movilizar y aspirar.

Solo en estadíos iniciales se podrá hacer el tratamiento en una sola sesión. En casos avanzados, es decir, ya a partir de un estadío II, será preciso planificar varias sesiones en función de los volúmenes a extraer y zonas a tratar.

En mi clínica vengo realizando desde hace tiempo esta técnica de liposucción, y en un próximo post detallaré en qué consiste esta liposucción WAL para el tratamiento del lipedema y cómo se estructuran las sesiones quirúrgicas.

Muestro un caso clínico de un estadío I. Con mucha frecuencia no se diagnostican los estadíos iniciales, de forma que la enfermedad sigue avanzando a estadíos II o III, de peor resultado y tratamiento más lento. Este caso os mostrará cuánto de satisfactorio puede ser, sobre todo si tenemos en cuenta que es una paciente que ya tenía toda la clínica de dolor, frialdad, aparte de la deformidad que no reaccionaba ante ejercicio (esta paciente siempre ha hecho, y hace, mucho deporte, pero nunca mejoraban sus piernas) ni ante dieta (no ha adelgazado después de la cirugía, solo ha perdido lo que se le realizó con liposucción, en torno a 4,5 litros de grasa aspirada).

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