A las dudas propias de la adolescencia, en algunos casos se une un pecho demasiado desarrollado, por lo que la reducción mamaria se plantea como necesidad. La duda de los padres es: debemos esperar?

Un pecho voluminoso puede ser un motivo de orgullo o felicidad para muchas chicas, pero si su tamaño es exagerado o simplemente no es bien aceptado por la chica, pasa entonces a ser motivo de inseguridad, baja autoestima, cuando no de importantes molestias físicas. Esto dependerá de varios factores, para empezar la altura, pues no es lo mismo una copa D en una joven alta que en una bajita, la primera puede estar feliz y lucirlo orgullosa y la segunda tal vez hasta rehúya fiestas y actividades deportivas. También depende de la edad en que comenzó a desarrollarse su pecho y el ritmo de crecimiento, pues no se acepta igual un pecho grande con 11-12 años que con 15. Y, es evidente, también es una cuestión de volumen y peso, pues una hipertrofia moderada puede tolerarse, pero no una gigantomastia, o una auténtica hipertrofia virginal, que es un crecimiento explosivo y exagerado tras la menarquia.

Y si algunas adolescentes están tan acomplejadas por su pecho, ¿les beneficia, en serio, esperar a operarse cuando sean adultas?

Un pecho de tamaño excesivo, de entrada, genera importantes problemas de relación. No les queda bien la ropa que les gustaría ponerse, no encuentran ropa interior adecuada (o les parece muy fea), hacer deporte es molestísimo por el movimiento del pecho cuando no les da mucha vergüenza, al igual que acudir a la piscina o a la playa con ese pecho y esa ropa de baño que han tenido que ponerse, si la encuentran…todo conduce a una dificultad para la adaptación social. Hay que tener en cuenta que en la adolescencia el cuerpo está terminando de formarse, así como su personalidad, en pleno cambio.

La no aceptación del propio cuerpo o el miedo al rechazo tienen un impacto muy negativo, y es que hay casos en que hay que tener una personalidad muy fuerte para superar todo esto, está claro cuánto puede empeorar su calidad de vida.

Un pecho demasiado grande acarrea por supuesto importantes problemas funcionales. El peso de las mamas tracciona y deforma la columna y los hombros hacia delante, a lo que se añaden las extrañas posiciones que adoptan para disimular el pecho, al andar, al sentarse en clase…todas tienen una malísima postura que, de no corregirse, provocará en el futuro precoces problemas articulares. Pero, lo tengo comprobado en la consulta, estas chicas con importantes hipertrofias mamarias no saben ya ni cómo ponerse rectas. Necesitan usar sujetadores especiales, muy apretados, que suelen dejarles surcos en los hombros, roces bajo el pecho o en la mama, molestísimos.

Si unimos todo esto, es fácil entender las dificultades de adaptación, la baja autoestima y las alteraciones psicológicas que presentan muchas chicas. Me estoy refiriendo todo el tiempo a importantes hipertrofias mamarias. Son frecuentes las actitudes de retraimiento social, la sensación de sentirse siempre observadas (al pecho), considerar su pecho como su enemigo y por extensión a su cuerpo. Suelen ser muy reacias a mostrarlo, a amigas, padres, incluso al cirujano (esto también lo tengo comprobadísimo, no quieren que nadie las vea, ni el cirujano al que han buscado ellas o sobre todo sus agobiados padres).

Por último, añadiré dos datos. Las chicas con hipertrofia mamaria tienen hasta un triple riesgo de desórdenes alimentarios respecto a chicas con mamas de volumen normal. Es más, casi 2/3 de las chicas con hipertrofia mamaria tienen sobrepeso. La mayoría de las veces es el sobrepeso la causa de su gran volumen mamario, y por ello nunca me cansaré de insistir en que los niños y niñas deben crecer delgados, sin sobrepeso, pues llegar a la adolescencia con exceso de peso condiciona obesidad, ginecomastias en los chicos, hipertrofia mamaria en ellas, celulitis….como una auténtica losa, una predisposición, un condicionamiento, para el resto de su vida. Lo ideal, si consulta una chica con gigantomastia y sobrepeso, es que adelgace antes (y que mantenga el peso después!!!!), pero tengo claro que ese volumen mamario les impide hacer deporte. Y también es evidente que, si tienen ese pecho tan grande, y caído tantas veces, encuentran pocas motivaciones para cuidarse.  Sí, es un círculo vicioso que, en este caso, opino sinceramente que sólo una cirugía, la mamoplastia de reducción, puede romper.

Mala calidad de vida, dificultad para la interacción social, retraimiento, baja autoestima, síntomas físicos y funcionales, trastornos alimentarios…..no siempre es buena idea esperar a una edad adulta para la cirugía, ¿No os parece? Debemos tener en cuenta que, 3 años tras la menarquia (pubertad o primera regla) el pecho ya va a crecer muy poco. No siempre hay que esperar a los 18 años, hay casos en que, seriamente, les hacemos un favor si las operamos antes.

Por supuesto, la cirugía tiene riesgos, y una reducción mamaria (una importante reducción mamaria, se entiende que no vamos operar a estas chicas, a estas edades, si el caso no lo justifica) es una cirugía grande, 3-4 horas de quirófano bajo anestesia general, 1 día al menos de hospitalización, curas por casi dos semanas, con los riesgos potenciales (que no frecuentes) de infección, cicatrización difícil o hipertrófica, pérdida parcial de sensibilidad en las areolas, dificultad para la lactancia en el futuro….no es, en efecto, una cirugía pequeña.

En Andalucía los cirujanos plásticos tenemos la obligación de comunicar las cirugías en menores y, siempre, pedir un estudio psicológico, además de documentar un consentimiento especial firmado por los padres y la paciente. Se trata de adolescentes, menores de edad, y ésta es una buena manera de estar seguros de que la motivación de la paciente es personal, objetiva (y no presionada por su entorno), de que tiene claro que desea esta cirugía y conoce qué puede conseguir con ella, de forma realista, y de que tanto ella como sus padres son conscientes de los riesgos. La información, bien clara y sincera, es más importante que nunca, una adolescente no siempre tiene la madurez suficiente para afrontar una posible complicación, o un resultado que no sea el imaginado. Tiene que tenerlo muy, muy claro, en qué consiste, qué puede conseguirse, cómo quedará, cómo mantener los resultados. Y los padres deben implicarse, pues conocen a su hija mejor que el cirujano o el psicólogo.

Pero no es un capricho. Una gigantomastia con 14, 15 ó 16 años se lleva muy, muy mal y genera muchísimos problemas funcionales y, sobre todo, psicológicos. Si el pecho ya creció todo lo que iba a crecer y la chica, por supuesto, tiene la madurez suficiente y desea, tiene claro que no soporta vivir con ese pecho tan exagerado que tanto odia y tanto le molesta y acompleja, debemos valorar muy en serio la opción de la cirugía. En la práctica, todas las pacientes que se intervienen para una reducción mamaria están súpercontentas ya desde el día siguiente a la cirugía, cuando comprueban que, al levantarse, ya ni tienen ese enorme peso bajo sus hombros y que pueden ponerse un sujetador de talla, ahora sí, normal. Vale la pena y mucho.

Quedo a vuestra disposición pero NO ATENDERÉ NI ON LINE NI POR TELÉFONO CONSULTAS SOBRE:

  • Intervenciones realizadas por otros especialistas
  • Ni aquellas que exijan una valoración del paciente en persona.

Gracias por vuestra comprensión.