En esta ocasión, aprovecho la respuesta que estaba elaborando para uno de vuestros comentarios y la hago pública, pues aunque creo que ya expliqué con claridad la situación en el post del mismo título, estaría bien hablar de esto más despacio y daros mi opinión personal.

M. escribe: tengo 15 años y no puedo seguir así, no me acepto como soy, más de 100 veces le pedí a mi mamá que por favor me opere, no aguanto más, me duele siempre la espalda, me dan ganas de no vivir y me siento mal por eso.

Sé que es difícil hacerse todos esos estudios, pero no aguanto más, no me puedo dedicar a ningún deporte, porque esto que tengo acá arriba me molesta, está de más. No puedo salir con ropa que me guste y me hacen ponerme ropa horrible para salir, sólo porque tengo mucho. Esto me supera y bastante. Ellos no me dejan que salga vestida como quiero, ¿y entonces por qué no me operan? Quiero salir a correr y no puedo, ni a un gym puedo ir porque tengo mucho y no quiere que me vean. No puedo vivir, puedo jurar que no. A veces siento que no puedo ser yo misma.

Un beso. Espero su respuesta.

Esta chica me describe la misma situación a que me refiero en el blog. Hay niñas que a los 12-13 años, otras incluso a los 11 años, se tienen que enfrentar a un crecimiento desmesurado de sus senos, no desde un punto de vista subjetivo (que también, pues les cuesta muchísimo adaptarlo a su imagen corporal) sino objetivo, pues hay casos de verdaderas gigantomastias, que se desarrollan en apenas 1-2 años, y eso es casi imposible de integrar, sobre todo si eres la única de tus amigas con este problema.

Y es un verdadero problema, pues ese pecho no sólo se siente como algo anormal en sus cuerpos sino que en verdad molesta, pesa, les impide vestir la ropa que les gustaría, hacer deporte, y así empiezan a evitar situaciones como ir a la playa o a bailar o simplemente salir con amigos, cambiando sus hábitos sociales. También comienzan los cambios en su postura, al principio para ocultar el pecho y años después ya por el peso, es habitual que encojan los hombros y se encorven, en una postura o hábito corporal típico de las mujeres con hipertrofia mamaria. Los problemas de espalda se deben en realidad a ambas cosas, a la mala postura primero (y la adoptan de forma inconsciente, algunas no saben ni cómo ponerse derechas, a modo de negación no consciente de esa parte de su cuerpo) y más tarde al exceso de peso que debe soportar la columna cervical.

 

En efecto, el pecho de estas adolescentes con gigantomastia pesa mucho, debido a su composición, con predominio del tejido glandular sobre el tejido graso, por lo que el pecho en ellas es en verdad más pesado que en una mujer adulta (salvo quizás si tienen mastopatía fibroquística, otra situación en que el pecho pesa más de lo habitual). Y en esta cadena, es también habitual que estas chicas, y me refiero a las que tienen una importante hipertrofia mamaria, en el contexto de no poder hacer deporte, de evitar actividades sociales, de tener que recurrir a ropa de tallas mayores o de adulta, pasen a descuidar su cuerpo al perder la motivación y el interés por él, con lo que no es raro que asocien diferentes grados de sobrepeso, que si bien puede ser la causa primaria de la hipertrofia mamaria, no es causa de una verdadera gigantomastia sino más bien su consecuencia. Por ello, es poco lo que estas chicas pueden hacer para controlar esto, ya que bajar peso les va a ayudar poco al haber pocos cambios.

Lo único que se puede hacer cuando hay una importante hipertrofia mamaria o una gigantomastia es la cirugía. Cuando la hipertrofia sea leve o moderada tal vez perder peso les ayude un poco y así convertir la situación en algo más llevadero. Pero ¿cuándo es el momento ideal para esta cirugía? ¿a partir de qué edad se puede operar a una adolescente con gigantomastia? En mi opinión, aquí deberíamos hacer excepciones a la norma o recomendación de esperar y sí que deberíamos plantearnos operarlas ya, en cuanto acabe el crecimiento de la mama, a partir de los 15 o 16 años.

¿Cómo se decide si ya se ha completado el crecimiento del pecho? Esto va en función de la edad de la menarquia o primera regla, es decir, el inicio de la pubertad. El pecho no crece mucho más pasados 2 años de la pubertad. El cuerpo sí que puede seguir cambiando, en especial el porcentaje y distribución de grasa, casi hasta los 20 años, razón por  la que habitualmente recomendamos a las chicas que esperen hasta esa edad para operarse. Pero estamos hablando hoy de gigantomastias, crecimientos exagerados del pecho hasta tamaños gigantescos, en casi niñas de 14-16 años… En ellas la razón como he comentado de su hipertrofia es genética, son sus hormonas y no el peso corporal las que condicionan el crecimiento mamario, por ello, a menos que un cambio de peso haga que siga creciendo más el pecho, si están estables en su peso no es prematuro valorar que ese pecho ya terminó de crecer y podría ser operado,

¿Por qué hacemos esperar a los adolescentes para operarse? Refiriéndome a los adolescentes y a las cirugías que plantean, en general , éstas son varias de las razones:

– La primera razón es obvia, hay que esperar a que termine la evolución corporal y todos los cambios de la adolescencia.

Hay que dar un tiempo a que el cuerpo cambie y también a que los adolescentes os acostumbréis a esos cambios, a lo que parece que va a ser vuestra cara y vuestro cuerpo de adultos, y no suele ser fácil salvo que la genética os haya colmado de bendiciones. Tal vez la nariz no cambie pasados los 15-16 años pero sí vuestras mejillas y la grasa facial, o vuestro esquema corporal, de forma que una nariz que tal vez os parecía insoportable a esa edad pasados unos años resulta que os la veis de lo más armónica o interesante, y sí, eso pasa. No hay que precipitarse, lo primero es que terminéis de crecer pero luego tenéis que adaptaros a la nueva imagen, que tanto cambió en poco tiempo, lo mismo que vuestra personalidad. Pues eso, estabilización.

– Por último, si ya habéis acabado de desarrollaros y ya os habéis acostumbrado y aceptado vuestro cuerpo (ese paso no es fácil, en absoluto, pero es imprescindible), sólo entonces si valoramos que, objetivamente, cambiar alguna parte del cuerpo o de la cara os va a ayudar, porque sea un rasgo que en verdad no es armónico y siempre que se trate de algo concreto, no un rechazo general a vuestro cuerpo, podremos plantear sensatamente una cirugía. Es por eso que siempre hablamos de madurez física y emocional, porque una cirugía tampoco es un acto a tomar a la ligera.

¿Por qué una reducción mamaria para corregir una gigantomastia en una adolescente sí puede ser una excepción? Porque realmente son casos excepcionales, van mucho más allá de una cirugía con fin estético, pues trataríamos problemas físicos que causan claros problemas psíquicos. Debe ser de lo más difícil  integrar o aceptar un pecho de tamaño tan exagerado, de forma que ante casos así debemos valorar muy despacio si realmente sea razonable esperar para operar, toda vez que el pecho ya completó su crecimiento, que es bien improbable que con los años la chica acepte tener ese pecho y consiga hacer una vida normal y sin mayores traumas, o si mantenerla así tal vez le cree daños mayores. Si la paciente tiene el suficiente grado de madurez para afrontar la cirugía y por supuesto si se justifica el caso y si la cirugía puede dar el resultado deseado con pocos riesgos de tener problemas en la misma, yo soy partidaria de operar.

Los requisitos son, aparte de la valoración minuciosa por el cirujano plástico de su caso concreto (de forma muy individualizada, pues no en todos los casos vamos a encontrar que esté indicado operar), una confirmación del ginecólogo de que ya completó el desarrollo, un examen general de salud y valoración por el médico anestesista, y, para adolescentes, es preciso asociar también (al menos en la Comunidad Andaluza) una valoración por un psicólogo para establecer que la salud psíquica es adecuada y que la cirugía se justifica en cuanto a que no sea un capricho y sí una necesidad real para la paciente, de tal forma que operarla va a resolver un problema real. Y esto no son trabas, son pautas para la seguridad de estos pacientes.

Quedo a vuestra disposición pero NO ATENDERÉ NI ON LINE NI POR TELÉFONO CONSULTAS SOBRE:

  • Intervenciones realizadas por otros especialistas
  • Ni aquellas que exijan una valoración del paciente en persona.

Gracias por vuestra comprensión.