¿En serio? ¿La moda puede influir en algo tan planificado y estudiado como nuestras técnicas quirúrgicas? Sí está clara la influencia de los cambios en los cánones de belleza,es evidente, dado que la cirugía estética tiene como objetivo buscar belleza, o aumentarla, o recuperarla, pero ahora deseo reflexionar si la moda, el street style, puede también marcar cambios en nuestras cirugías.

Sí, los dictados de la moda no sólo influyen en los contenidos de nuestros armarios y nuestra apariencia en sociedad, también pueden motivar cambios en algunos aspectos de nuestra cirugía, muy en concreto en la localización de las cicatrices en las intervenciones de contorno corporal, que en las últimas décadas vemos cómo han ido modificando su posición.

 

La cirugía más evidente y que más ha cambiado es la abdominoplastia, donde se han ido modificando el trazado y altura de las cicatrices al par que cambiaba la moda en lencería y especialmente en la ropa de baño. Así, el bikini ha determinado que, en la década de los sesenta en que esta cirugía comenzó a popularizarse la cicatriz de abdominoplastia fuese casi horizontal y más alta que la actual, acorde con la moda del bikini a la francesa , recto y algo alto. Los tratados y artículos de abdominoplastias de esta época, como por ejemplo de nuestro admirado (y recientemente fallecido) Ivo Pitanguy, que tanto hizo evolucionar nuestra cirugía, muestran una incisión casi transversal, muy levemente angulada en las ramas laterales.

 

En la década de los ochenta, nuestros tratados y trabajos ya nos mostraban que la cicatriz ideal debería tener forma de manillar de bicicleta, es decir, un tramo central, suprapúbico, muy bajo, y los segmentos laterales oblicuos y elevándose hacia las crestas ilíacas, acordes con los bikinis y la lencería de la época que, recordaréis, era muy alta en las caderas, en la idea de simular un muslo más largo.

Y ahora, en cambio, las pacientes nos solicitan una cicatriz lo más baja posible, y cuyas ramas laterales queden también mucho más bajas, aunque no rectas, en concordancia con la moda, especialmente, de los jeans muy bajos de cintura, pero también de la lencería y los bikinis tan bajos ahora.

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En realidad, la moda de los pantalones de cintura baja ha puesto también en foco áreas como el ombligo y la zona alta del abdomen, de ahí que cada vez dediquemos más tiempo y atención en la cirugía a la reposición del ombligo, al desgrasado y liposucción, al marcado de la línea alba supraumbilical. De pronto áreas antes no tan “visibles” pasan a ser predominantes. Lo mismo si pensamos en el importante auge de las liposucciones en crestas ilíacas y parte baja de la espalda, donde la moda de la cintura baja no ha hecho sino delatar cualquier mínima acumulación de grasa.

 

No es la abdominoplastia la única cirugía que se ha visto modificada en nuestro intento de camuflar al máximo las cicatrices, adaptándonos al estilo de ropa de las pacientes , también la cirugía mamaria tipo mastopexias y reducciones se ha visto influída. Si en los años 60-80 no había mucho problema en dejar cicatrices horizontales (la llamada T invertida), ya en los 80 los cirujanos brasileños a la cabeza (seguidos por los europeos y muy por detrás los norteamericanos, que en cambio llevan la delantera en cirugía facial…) comenzaron a describir técnicas con cicatrices reducidas, tipo ancla, o sólo periareolar y vertical, a fin cómo no de que las pacientes pudieran camuflarlas en los escuetos bikinis que comenzaban a ponerse de moda. Sin embargo, dado que en las playas brasileñas es inusual el top less, la mayoría de las pacientes no ponían mucha objeción a la cicatriz vertical cuando en los países mediterráneos era a veces complicado explicar por qué no bastaba (caso de las mastopexias) una cicatriz periareolar.

 

Pero las modas cambian, debemos ser muy conscientes de ello. Los cirujanos nos vamos adaptando y, siempre que podamos y no repercuta en un buen resultado, siempre intentamos dejar unas cicatrices lo más disimuladas o escondidas que sea posible (por ello preguntamos o nos fijamos en cómo se visten y los gustos de nuestras pacientes), pero también es cierto que hay otras modas que van más allá de los estilismos. Así, la demanda de aumentos mamarios tan exagerados entre pacientes jóvenes, algo que sí que tiene importantes consecuencias años después, sobre todo si de pronto comienza el gusto por pechos más naturales y más pequeños, o si, como estamos comenzando a ver, muchas firmas de lencería abogan por desterrar los rellenos y los push up, o más aún, si vuelve la moda de intentar no llevar sostén…..Y es que las modas son eso, modas, y por tanto pasajeras, de forma que se deben solicitar cirugías adaptadas a vuestros cuerpos y, sobre todo, buscando no un canon o tendencia de belleza sino simplemente (absolutamente, pues es un ideal) la naturalidad. La cirugía no debe parecer cirugía.

Quedo a vuestra disposición pero NO ATENDERÉ NI ON LINE NI POR TELÉFONO CONSULTAS SOBRE:

  • Intervenciones realizadas por otros especialistas
  • Ni aquellas que exijan una valoración del paciente en persona.

Gracias por vuestra comprensión.