Otoplastia

Cirugía que corrige la forma anómala de las orejas

Casos reales de otoplastia: compara el antes y después

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Otoplastia unilateral, corregir asimetría

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Caso de cirugía otoplastia bilateral

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Caso clínico de cirugía otoplastia

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¿Qué es la otoplastia?

La otoplastia es la cirugía que corrige la forma anómala de las orejas, siendo la más común las orejas en soplillo o en asa, debidas a la falta o mala definición de los pliegues naturales del cartílago de la oreja (antehélix) o a la proyección aumentada de uno de ellos (concha). Otras veces las orejas presentan un grado de malformación más complejo, con pliegues anómalos extras (orejas “de sátiro” o de Stähl), o se ven muy cerradas o constreñidas (orejas “en copa”), o son asimétricas, o bien son excesivamente grandes o pequeñas. Todo esto se explicará en la consulta.

Hay que tener claro que el rango de “normalidad” es muy amplio y que se trata de resolver complejos o inseguridades de los pacientes respecto a sus orejas, y no tanto ajustarnos a un canon exacto.

La cirugía en los niños se realiza con anestesia general o bajo anestesia local y sedación (siempre con un anestesista) con una corta estancia en hospital, habitualmente unas horas.

En adolescentes y adultos se suele hacer con anestesia local y una sedación oral suave, ya en régimen ambulatorio.

Son candidatos tanto niños como adolescentes o adultos. Esta es la única intervención de cirugía estética que aceptamos realizar en menores, pudiendo intervenir a los niños desde los 6 o 7 años, dado que el complejo puede causarles un trastorno de relación (sobre todo situaciones de bullying o acoso escolar) la cirugía en sí no es nada traumática para los pacientes.

A esas edades el cartílago ya está lo suficientemente maduro como para intervenir sin problemas. En este punto quiero insistir que no es imprescindible ni necesario operarlos, se trata de resolverles un complejo que pueda afectarles seriamente, de forma que solo se planteará la cirugía si el niño se ve afectado y es él quien lo solicita a sus padres. Hay que esperar a que el niño lo pida, pues hay muchas veces que los padres consultan y cuando preguntamos al niño resulta que éste no estaba preocupado y no desea operarse.

También hay que considerar que las proporciones corporales en niños son diferentes a las del adulto, siendo la cabeza más grande, en proporción, en los niños, de ahí que también las orejas se vean más grandes y mucho más llamativas las anomalías, es por esto que los padres suelen agobiarse mucho si su hijo tiene las orejas despegadas, pues en los primeros años se ven muchísimo más grandes. El momento de plantear la cirugía es cuando, tras cumplir 6-7 años, y según el crecimiento o desarrollo del niño, éste está preocupado y no quiere tener sus orejas así. Si no le preocupan, es mejor esperar unos años más, en realidad hasta que él desee hacerse algo, nunca antes. Si no le acomplejan, no tiene ningún problema.

PREOPERATORIO

En la primera visita el cirujano realiza la oportuna historia clínica y lleva a cabo una exploración de las orejas. Frente a un espejo y con la simple maniobra de plegar o juntar las orejas hacia la cabeza, el paciente podrá trasmitir lo que desea. En función del tipo de anomalía y los deseos del paciente el cirujano le asesorará sobre la técnica más adecuada así como qué resultados podrá obtener.

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Otoplastia en niña. Frente
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La oreja está formada por un bloque de cartílago con una serie de pliegues, curvaturas y concavidades de una forma muy sofisticada, y una cobertura de piel. La única zona donde no hay cartílago es en el lóbulo. El cartílago resulta ser el tejido más difícil de manipular de nuestro cuerpo, y en la oreja al estar en un bloque, sin separación entre las diferentes partes, hace que a veces las técnicas para modificarlo sean muy laboriosas, sobre todo ante algunos tipos de anomalías.

La deformidad más usual es la oreja prominente, también llamada “en soplillo” o “en asa”. Aquí la anomalía se debe a que la estructura cartilaginosa llamada antehélix está aplanada o con poca curvatura o convexidad, por ello se ve despegado el tercio superior de la oreja. Esta anomalía a veces asocia una proyección hacia delante o despegamiento global de toda la oreja, bien por una falta de curvatura más extensa o bien porque la concavidad llamada concha también esté despegada.

OREJA EN COPA

Cuando el despegamiento se asocia a una curvatura muy cerrada, hacia dentro, de toda la oreja estamos ante una oreja “en copa” o constreñida. La constricción las hace además mucho más pequeñas. Su corrección es compleja aunque efectiva.

Otras veces estemos ante formas atípicas por la presencia de pliegues anómalos, extras, que no deben estar, siendo el más habitual un tercer pliegue en la parte supero-externa, que crea una deformación en pico, son las llamadas orejas de Stähl o “de sátiro”, que crean mucho complejo y vienen a ser más complicadas de tratar (aunque se pueden corregir).

OREJAS PROMINENTES

Es habitual entre las orejas prominentes que éstas sean además más grandes, más allá de la impresión estética al verse más por su despegamiento. Se puede asociar en la cirugía alguna técnica para reducirlas, a expensas del lóbulo. Otras veces podemos estar ante orejas más pequeñas, o bien tener una asimetría en la forma, muy habitual en pacientes con orejas en asa. Por último hay malformaciones más complejas, tipo microtias extremas (excesivamente pequeñas), criptotias (escondidas, apenas desarrolladas o apenas formadas), agenesias auriculares, o deformidades adquiridas, secuelas de accidentes, traumas, cirugías, cuya corrección es muy diferente y se sale del apartado de las otoplastias estéticas.

Hay muchísimas técnicas descritas, de forma que no hay una técnica universal. Cada cirujano emplea una técnica diferente, según sus gustos y experiencia, y por supuesto según el tipo de anomalía a tratar. Pero todas las técnicas se centran en modificar los cartílagos mediante suturas, sobre sí mismos o a otras estructuras, rallados o pequeños cortes para debilitarlos, hasta secciones o excisiones de una pieza de cartílago si así se requiere. El abordaje más habitual es por detrás de la oreja, en una cicatriz longitudinal que queda muy bien escondida al plegar la oreja, asociando a veces una incisión en la parte anterior, bien oculta en el pliegue del hélix, el más externo de todos.

El planteamiento quirúrgico se centrará en el tipo de malformación a corregir, así como la zona de la oreja afectada:

– deformación del tercio superior del pabellón auricular, que es el caso más habitual de las orejas “en soplillo”: requiere la plicatura del antehélix, con técnicas tipo rallado anterior o suturas en su cara posterior (técnica de Mustardé, una de las más usadas). Con estas técnicas marcamos esta convexidad y podemos marcarla más o menos, es decir, podemos planificar el grado de curvadas o plegadas que las queremos.

– concha despegada (parte cóncava central, alrededor del conducto auditivo externo). Suele suponer que toda la oreja se vea separada, no solo la parte superior, y se corrige en función de si únicamente está despegada o si además está muy ensanchada, de forma que el cirujano optará en el primer caso por las suturas tipo Mustardé también en la parte media e inferior, o por fijar la concha al hueso (mastoides) con una sutura que la asegura en una posición más pegada al cráneo (técnica de Furnas). Si la concha es muy ancha a veces hay que recortar una delgada franja de cartílago, todo esto desde la incisión de la cara posterior de la oreja.

lóbulo despegado o protruído. Típico en orejas en copa o en asa muy despegadas. Se suele deber a que está muy prominente la parte inferior del bloque de cartílago, en concreto la llamada cola del hélix. Se corrige con las suturas y/o con el rallado del cartílago. Si el lóbulo es grande o deseamos dar una imagen de oreja más pequeña se puede asociar también alguna excisión o plastia para reducir el lóbulo.

Las suturas para moldear el cartílago se hacen con un material no reabsorbible, por lo que no es inusual que a veces se palpen por detrás o incluso que asome alguna a los pocos meses, pudiendo retirarse sin problema. Todas las cicatrices se camuflan muy bien en los pliegues.

Es muy importante expresar bien cómo de pegadas se desean las orejas, pues al no haber un patrón exacto y ser tan amplio el rango de normalidad, nuestro objetivo es la naturalidad evitando el aspecto “operado” y que el paciente se sienta cómodo. En la práctica los pacientes piden que queden muy pegadas, pues en su valoración subjetiva casi no desean verse las orejas. El cirujano intentará contentar al paciente cuanto sea posible, aunque yo pienso que quedan más naturales si no se pegan tanto, más la última palabra es del paciente, al menos en estas cirugías.

La cirugía puede durar desde una hora si solo es una oreja, hasta dos si son ambas, o incluso más si es un caso más complejo. Tras la cirugía se coloca un vendaje compresivo, durante una semana.

El vendaje inicial, que es una venda alrededor de la cabeza a modo de una felpa, se cambia a los 2-3 días para poner otro vendaje algo más flojo y menos voluminoso.

A los 7 días se retiran vendaje y puntos y se permite ya el lavado de la cabeza, aunque hay que ser prudente con el secador de pelo y planchas porque al estar aún algo dormidas las orejas existe el riesgo de quemaduras. Tras este tiempo las orejas están hinchadas y algo moradas, y es normal que se vea el antehélix muy marcado y prominente por la inflamación.

En la segunda semana se recomienda, según el caso, ponerse algún tipo de cinta ancha o diadema elástica durante el día, y durante 4 semanas más es muy importante ponerse una cinta más apretada para dormir con la idea de evitar que en algún movimiento se pueda traccionar y soltar alguno de los puntos internos. Si se suelta alguno de estos puntos (no es lo habitual pero puede pasar, por lo que hay que ser disciplinado) puede ocurrir que se despegue un poco parte de la oreja. Tras 1 mes es muy improbable que, si se suelta un punto, se despegue la oreja, al tener el tejido cicatricial la fuerza suficiente en este momento para mantener la forma.

Pasada la primera semana se puede hacer una vida normal, así como hacer deporte.

Las orejas irán adoptando un aspecto normal a las 2-3 semanas de la cirugía, pero es normal sentirlas algo rígidas las primeras semanas y un poco más pegadas o artificiales, hasta el resultado definitivo entre 1-2 meses.

Es habitual que duela moderadamente los primeros 2-3 días, para lo que se le prescribirán analgésicos. La infección es bastante inusual pero se suelen prescribir también antibióticos preventivos.

En el caso de que recurriera o reapareciera el despegamiento, debido a que se hubiera soltado alguna sutura o a que no se hubieran seguido bien las instrucciones postoperatorias, se puede reintervenir, sin problema, pasados 3-4 meses, siendo esta cirugía mucho más simple que la primera al tener que corregir solo una parte.