Photo by Andrea Piacquadio from Pexels
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En temas estéticos, sobre todo cuando hablamos de arrugas, es muy importante encontrar un punto de equilibrio entre la obsesión y la dejadez. Mi opinión como cirujana, y también como mujer que ni se obsesiona ni se descuida, es que un tratamiento de neuromoduladores, siempre bien administrado y con moderación, mantiene mejor la forma del rostro y ofrecen resultados muy naturales, lejos de la artificiosidad que temen muchas mujeres a la hora de plantearse un tratamiento de este tipo.

Sin embargo, la pregunta más relacionada con los neuromoduladores, y que me realizan pacientes cada vez más jóvenes, es la de ‘cuándo hay que empezar’ y la respuesta para ellas es que nunca ‘hay que’, ya que no se trata de una obligación sino de una opción personal que, con el asesoramiento de un profesional, puede determinarse si es útil y si tiene sentido.

Sin embargo, he querido explicar qué aplicaciones pueden tener los neuromoduladores en diferentes franjas de edad, para que podáis haceros una idea de las indicaciones que puede tener para cada una de ellas.

DE 20 A 30 AÑOS

De entrada, la indicación para usar los neuromoduladores es hacerlo únicamente si ya están las arrugas, ya sea de forma estática o permanente. Y es que es normal que las arrugas se marquen con determinadas expresiones, como fruncir el ceño o sonreír, y que estas desaparezcan en cuanto se relaja la expresión facial.

En estos casos, si la línea se marca incluso cuando no se gesticula – sobre todo en el entrecejo-, el neuromodulador sí que resulta de utilidad, ya que ayuda a relajar los músculos y evita que se contraigan los músculos que crean la arruga. Es por eso que, en pacientes entre los 25 y los 30 años, no es infrecuente que pueda estar indicado el uso de la toxina botulínica, pero siempre será recomendable valorar antes muy bien cada caso.

Lo que hay que estudiar más con más profundidad y detenimiento es cuando la paciente lo solicita para prevenir arrugas que aún no han aparecido. En estos casos, hay que valorar si se trata de una paciente que gesticula mucho y se ve claro que tendrá arrugas muy marcadas en el futuro, siendo de nuevo las más típicas las marcas verticales del entrecejo. Sin embargo, nunca lo recomendaría en pacientes menores de 25 años ni tampoco para tratar patas de gallo.

Photo by Alexander Krivitskiy on Pexels
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DE 30 A 40

Es en este momento cuando es más habitual comenzar con tratamientos de neuromoduladores, sobre todo a partir de los 35 años, aunque también es habitual a partir de los 30 en pacientes que gesticulan mucho o que tienen músculos muy hipertónicos o hiperactivos, hecho que se puede agravar si tienen el hábito frecuente de la exposición solar.

También es importante tener en cuenta la predisposición genética para poder valorar mejor si tendrán arrugas más marcadas de lo normal para su edad o estas aparecerán de forma prematura.

DE 40 A 50

En esta década es cuando las arrugas de expresión ya suelen haber aparecido y, por tanto, en estos casos no hablamos de un tratamiento preventivo. Además, fumadores, personas que toman el sol de forma frecuente o que practiquen deportes al aire libre (sin la indicada protección solar), con predisposición genética, que vivan en cotas altas o de piel clara tienen más arrugas de expresión más marcadas.

Esto  no quiere decir que todas las personas tengan arrugas a partir de 40 años ni que requieran de neuromoduladores, ya he comentado que es una opción personal y voluntaria, pero sí que, si han aparecido y deseamos atenuarlas, este es el momento perfecto para tratarlas.

Photo by Bennie Lukas Bester on Pexels
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¿Y en qué arrugas nos van a ayudar los neuromoduladores? Está especialmente indicado para tratar las arrugas dinámicas y de expresión en el tercio superior de la cara, especialmente si se mantienen al relajarse. Por el contrario, las arrugas de la mejilla, la zona del cuello o de los surcos nasogenianos no se corrigen con neuromoduladores sino con rellenos.

De nuevo, para pacientes de estas edades deberemos analizar si el neuromodulador es la solución única para tratar las arrugas o si, por el contrario, requieren de otro tipo de tratamientos combinados o, incluso, una cirugía. Sin embargo, un uso temprano de los neuromoduladores ayudará a que no se creen arrugas demasiado marcadas en pacientes en los que podemos anticipar que, por gesticulación o alguno de los otros factores que hemos comentado, las tendrán en un futuro.

DRA. MARITINA MARTINEZ LARA

Médico especialista en Cirugía Plástica, Estética y Reparadora
www.doctoramartinezlara.com