¿Los pacientes se operan sin ser una verdadera necesidad? ¿Cómo definimos qué es una verdadera necesidad? ¿Puede considerarse si para el paciente en efecto lo necesita? ¿Sólo son necesarias las cirugías que resuelvan problemas vitales o urgentes? ¿La cirugía plástica resuelve problemas a los pacientes? ¿Es un capricho o una frivolidad desear corregir una malformación física? ¿Es banal querer tener un aspecto normal, o intentar recuperar el aspecto al que estamos acostumbrados de toda nuestra vida, si éste se ha malogrado por los años o los embarazos o las enfermedades, accidentes, etc..? ¿Hasta qué punto un rasgo físico que nos desagrada y provoca conflicto como para rechazar nuestra propia imagen corporal pueda ser necesario repararlo o mejorarlo?

Esto viene a colación por el desagrado que me produce la publicidad y la imagen que en los medios se da a nuestra especialidad. Tal vez a las franquicias de clínicas low cost o a cirujanos más comerciales que profesionales les interese potenciar el deseo entre la población por la cirugía, banalizándola y haciéndola parecer simple, asequible, cotidiana, casi como darte un masaje o ir a la peluquería. Ya, exagero, pero es que en verdad la cirugía plástica es toda una cirugía, son actos tan quirúrgicos como los de cualquier otra especialidad, y muchas veces son más agresivos, largos o arriesgados que los de muchas especialidades.

 

No son actos banales, requieren medios hospitalarios de primer nivel, una larguísima formación profesional (6 años de carrera, el duro examen MIR con las más altas calificaciones y expediente académico, 5 años de formación hospitalaria, complementar formación en campos poco tratados en hospitales públicos, formación continuada y estar actualizados), cirugías de muy alta responsabilidad por la enorme exigencia de nuestros pacientes, muchísimas curas y revisiones y una total asequibilidad para el seguimiento del paciente, postoperatorios que como mínimo requieren dos semanas, hasta un mes en otros casos, para la recuperación, bajas laborales o más habitualmente el uso de las vacaciones para el postoperatorio por parte del paciente, un esfuerzo económico (me consta que para la mayoría de los pacientes es así, son una minoría aquellos que andan sobrados de recursos, al menos en el medio en que yo trabajo), una implicación de familiares y amigos para ayudar y acompañar al paciente… Una larga lista, ¡como para banalizarla! ¿en serio la gente se opera por capricho?

Puede que la imagen de nuestras cirugías es la de mujeres que, por vanidad, se operan para aumentar su talla mamaria, estando bien, sin más por lucir mejor. Pues bien, si se nos consultara a los cirujanos plásticos diríamos que esos casos son los menos, los hay pero os aseguro que la mayoría de las pacientes que solicitan una consulta para cirugía mamaria están muy acomplejadas, muchas presentan mamas muy malformadas, con un aspecto del todo anormal, hay muchísimas asimetrías, que acomplejan muchísimo (todas las asimetrías faciales y corporales acomplejan mucho a los pacientes, que se sienten con un aspecto anormal), muchas ptosis o senos vacíos y caídos que avergüenzan sobremanera a las pacientes, o las hipertrofias y gigantomastias, fatal toleradas o asumidas tanto por adolescentes como por mujeres adultas (además de los habituales problemas físicos secundarios al peso exagerado de estos senos).

No son caprichos, las pacientes vienen a la consulta porque sienten necesidad de mejorar o corregir estos defectos, lo necesitan para su salud psíquica, para superar el conflicto que tienen con su cuerpo y así volver (o empezar) a aceptarse.

Tampoco son decisiones tomadas a la ligera las correcciones del abdomen cuando quedó con hiperlaxitud muscular tras los embarazos, no es banal que una paciente asuma una recuperación de un mes, una cicatriz, una larga cirugía y uno o dos días de ingreso en hospital.

Desean corregir un auténtico problema físico, más allá del puramente estético. Obvio, cuando no existía la cirugía plástica la gente no se operaba, quedaban toda la vida con el abdomen descolgado, o con el complejo por tener unas orejas despegadas (por poder, se puede vivir con unas orejas en soplillo, muy bien si no producen complejo y mucho peor si nos avergüenzan), o con una nariz desviada o desproporcionada, o con un pecho sin desarrollar o malformado o enorme o asimétrico, vital vital no es, pero para estos pacientes estos son problemas muy centrales en sus vidas, los hay del todo obsesionados o que reniegan de su propia imagen por el desagrado o disconformidad que les produce.

Y aceptarse, querer nuestro cuerpo, no estar en conflicto con él hasta el punto que dificulte nuestras relaciones sociales es una verdadera cuestión de salud psíquica y emocional. Esto en el caso de la cirugía estética, que os recuerdo es sólo una parte de nuestra especialidad. En la práctica, la mayoría de las intervenciones entran mucho más en el campo de la cirugía plástica y reparadora (devolver el aspecto normal, reparar problemas funcionales, resolver defectos primarios, congénitos o secundarios , anomalías y malformaciones en nuestra envoltura cutánea y estructuras superficiales corporales y faciales), y el aspecto sólo estético (mejorar algo “normal”, aunque el paciente de hecho no lo vea “normal” sino francamente “anormal”) incidiría en un porcentaje menor de nuestras cirugías. Si es que ayudar a los pacientes a resolver sus problemas y conflictos es algo banal y poco “médico”…

No son cirugías de capricho, no para la mayoría de nuestros pacientes. Se operan porque de verdad las necesitan, si no no entrarían en un quirófano agobiados y con miedo, no harían un esfuerzo económico, no invertirían semanas de su tiempo libre para recuperarse, no implicarían a tanta gente a su alrededor.

El que para unos pocos pacientes sea para mejorar algo que no les acompleja pero desean sin más embellecerlo, sin más problemas, no significa que así se sienta en todos, de hecho la mayoría de nuestros pacientes se pasan años barajando si operarse y buscan la normalidad, no lo van contando a los cuatro vientos y son decisiones que quedan bien lejos de la frivolidad. Ya está bien de banalizar la cirugía, pues es de todo menos banal o intrascendente o sencilla. Son actos médicos, quirúrgicos, complejos, con sus riesgos y potenciales complicaciones, tienen muchísimo trabajo detrás (antes, durante y después por parte del cirujano) y nuestros pacientes se someten a ellos porque los necesitan.

Me despido hasta el próximo 11 de enero que volveré a retomar la actividad tras las fiestas navideñas. ¡Feliz Navidad y Año Nuevo!

Quedo a vuestra disposición pero NO ATENDERÉ NI ON LINE NI POR TELÉFONO CONSULTAS SOBRE:

  • Intervenciones realizadas por otros especialistas
  • Ni aquellas que exijan una valoración del paciente en persona.

Gracias por vuestra comprensión.