Es ésta otra de las preguntas más habituales en la consulta: ¿ya tengo la edad para hacerse un lifting?, ¿lo necesito ya o es mejor esperar unos años más? Por supuesto no hay una respuesta clara, pues no es la edad cronológica la determinante sino que hay factores como la genética, sobre todo, y otros ambientales y de hábitos del paciente, como la exposición al sol o la historia de cambios ponderales. En general solemos decir que lo ideal en una mujer es avanzados los 40 o primeros 50, pues aún tendremos una piel con buena elasticidad que nos proporcione buenos resultados, pero también podemos lograrlos si operamos a los 60 incluso 70 años. Los hombres por su parte suelen solicitar esta cirugía algo más tarde, avanzados los 50 o en los 60.
El factor más decisivo en el proceso de envejecimiento facial es la genética, ésta determina la atrofia del tejido graso y la caída o jowling de las estructuras faciales, en tercio inferior y cuello. Pérdida de grasa y descenso o descolgamiento son los principales componentes del envejecimiento facial. Si es la pérdida volumétrica o deflacción el principal problema debemos tratarla aumentando el tejido graso con injertos de tejido adiposo (lipoestructura), y si es el jowling o descolgamiento lo principal entonces tenemos que tensar y elevar la piel o el plano subyacente mediante un lifting. Lo habitual es tratar ambas cosas, mediante lo que podríamos llamar un «lift+ fill» lifting facial, es decir, aunando el tensado o elevación de las porciones laterales e inferiores descolgadas con el relleno de las áreas centrales deprimidas o hundidas.
Me parece más correcto el término «rejuvenecimiento facial», frente a » lifting», pues rejuvenecer una cara supone la asociación de toda una batería de técnicas, quirúrgicas y no quirúrgicas, y no sólo la cirugía conocida como lifting (que simplemente significa elevar) o ritidectomía . Y las técnicas necesarias para rejuvenecer son por fuerza diferentes para cada paciente, pues los cambios por la edad varían de unos a otros. Ni siquiera dos liftings serán nunca iguales. Hay pacientes que se quejan de sus bolsas palpebrales, otros de sus cejas tristes y caídas, a otros les disgusta en cambio la redundancia y flaccidez en la parte baja de la cara, junto a la barbilla, o las bandas del cuello. Hay que individualizar y hacer sobre todo un adecuado examen y valoración de cada área estética o unidad facial y cómo contribuye cada una a la apariencia global de la cara de esa persona: las cejas , los párpados, las mejillas, el tercio inferior y el mentón, el cuello… y hacer entonces un plan personalizado. Hay que escuchar al paciente, a fin de que nos exponga bien qué es lo que le disgusta de su rostro, pero también debemos aconsejarlo, a partir de nuestros conocimientos estéticos y experiencia, y por supuesto nuestra mirada objetiva, a fin de que sea orientado al tratamiento que de verdad necesita, corregir lo que crea disarmonía o motive el aspecto envejecido. A veces necesitan muchos procedimientos, pero otras veces técnicas menos complejas pueden mejorar mucho o ser suficientes. Por ejemplo, las infiltraciones de grasa resultan muy eficaces en caras que no tienen mucha laxitud o exceso cutáneo (si en cambio la cara está muy arrugada hay que asociar más cosas, los injertos de grasa no bastan).
Caso clínico entorno a los 40 años, frente al caso clínico en torno a los 50.
Está claro que las técnicas cosméticas actuales han retrasado el momento de plantear una cirugía, pero también debe quedar claro que hay situaciones que sólo se resuelven con cirugía. Unos surcos nasogenianos muy profundos, jowl mandibular (esas bolsas a ambos lados del mentón fruto del descenso de la grasa y tejidos de la mejilla sobre la mandíbula) y las bandas en el cuello sólo se corrigen con cirugía (y ninguna otra cosa las va a corregir). Entonces hace falta el lifting, esperar desde luego no es mejor opción, sólo conseguiremos operarnos en peores condiciones.
De acuerdo, necesitamos un lifting, la siguiente cuestión es el temor a un resultado artificial. Tranquilos, la cirugía ha evolucionado mucho. Hace tiempo que quedaron atrás esos liftings tan agresivos que estiraban la cara hacia atrás. Ahora priorizamos, para la mejilla la elevación, vertical, y mantener el máximo relleno posible, para el tercio central el aporte de volumen, y sólo estiramos las porciones laterales e inferiores que están descolgadas y con exceso cutáneo. Elevar, tensar, resecar el exceso de piel tratando las estructuras caídas, al mismo tiempo que cuidamos o aportamos volumen a las zonas que lo necesiten.
¿Y a qué edad solemos notar esta deflacción o hundimiento, y esa caída de las mejillas o esas bandas en el cuello? Pues, como comenté más arriba, la genética manda, y después están los hábitos de exposición al sol, tabaquismo, los cambios de peso, pero lo habitual es que estén ya presentes a los 40 años, por lo que la edad ideal suele ser los 40 avanzados, primeros 50. Pero, como no a todo el mundo le preocupan o afectan por igual los cambios por la edad, el momento de la cirugía sería, una vez que constatamos que estos procesos se instauraron, operarnos cuando decidamos que no queremos seguir teniéndolos y deseemos un aspecto más rejuvenecido y acorde a nuestro estado anímico y la imagen que proyectemos en nuestro interior. Los hallazgos que el cirujano encuentra en vuestra cara son objetivos, vuestra » necesidad» es subjetiva.
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Un artículo muy completo. Estoy totalmente de acuerdo contigo. ¡Gracias!