Photo by Aiony Haust on Unsplash
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¿Tengo demasiados lunares? ¿Es malo descubrir un lunar nuevo? Son muchas las dudas que surgen alrededor de este tema. Es necesario prestar atención a las señales que da nuestro cuerpo pero no hay que convertirlo en una obsesión. 

Es completamente normal tener lunares, de hecho lo común es tener entre 10 y 45, con colores variables desde el marrón claro hasta el negro y de tamaños y formas diferentes. Es cuando uno de ellos es muy diferente al resto o si hay cambios en ellos cuando no debemos dudar en consultar.

No todos los lunares que parecen feos o raros serán malignos. Cuando comienza a desarrollarse un melanoma es muy fácil controlarlo y curarlo por completo, pero si alcanza cierta profundidad el pronóstico no es tan seguro. El tiempo es un factor crucial, por lo que ante la duda mejor consultar. El especialista más indicado es un dermatólogo pero un cirujano plástico también puede ayudaros.

Photo by Aiony Haust on Unsplash
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¿Qué signos tiene un lunar atípico?

Un nevus (término científico para un lunar) “normal” tiene un color uniforme y sus bordes están bien definidos, limitados respecto a la piel de alrededor. Son de forma redonda u oval y tienen un crecimiento muy lento y sólo paralelo al de nuestro cuerpo.

Los signos que pueden avisarnos de la aparición de un melanoma se resumen en las conocidas siglas ABCDE:

  • Asimetría. Para comprobarlo dividiremos el nevus en dos mitades. Si estas son diferentes en tamaño o forma es patológico.
  • Bordes irregulares. Borde mal delimitado y sobre todo si hay muescas, hendiduras… muy típico del melanoma.
  • Cambios de color. Dos o más colores, sobre todo negro y azul. Aparición de colores diferentes o una distribución irregular del color.
  • Diámetro. Es una señal muy clara el crecimiento de la extensión del lunar, sobre todo si es a partir de un  nevus previo, un nevus que crece.
  • Evolución. El objetivo es percibir cambios en el tiempo ya sea color, forma o síntomas nuevos como picor, sangrado etc.

Puesto que el único agente sobre el que podemos influir es la radiación ultravioleta hay que evitar o reducir cuanto se pueda la exposición solar, en especial si formamos parte de alguno de estos grupos de riesgo:

  • Piel clara. Los individuos con fototipo bajo producen menos melanina y están menos protegidos de los rayos ultravioleta.
  • Historia de quemaduras solares: Son muy típicas las quemaduras de segundo grado profundas y les damos poca importancia. Las quemaduras de la playa con ampollas de los niños predisponen a un melanoma en la edad adulta.
  • Vivir en áreas geográficas cercanas al Ecuador o en zonas muy altas. En estas áreas los rayos ultravioleta inciden casi perpendicularmente (Ecuador) o con más intensidad (alturas).
  • Tener muchos lunares (más de 50) o presencia de lunares atípicos. Los lunares atípicos o displásicos no son malignos, pero sí tienen más riesgo de cambiar y malignizar.
  • Historia familiar de melanoma. El factor genético.
  • Individuos con daño o alteraciones en su Sistema Inmune. El sistema inmune es el que controla y frena la multiplicación celular, también la patológica, por ello cuando no funciona bien hay más riesgo de aparición de neoplasias o cánceres de piel. Este es el caso de infección por el VIH o, por ejemplo, en personas que han recibido un trasplante de órganos y, por tanto, deben tomar medicación inmunosupresora.

Si detectamos algún lunar raro, diferente, o que ha cambiado recientemente, consultar cuanto antes. Si se trata de un melanoma es determinante el tiempo de evolución, y puede pasar de un cáncer fácil de controlar y curar a uno terrible, por lo que no debéis dudar en cuanto la visión de un nevus os preocupe; consultad cuanto antes.