El proceso natural de envejecimiento no es el único responsable de las arrugas faciales, también  son responsables factores ambientales, el estilo de vida, tabaquismo, calidad del sueño, nutrición, nivel de stress, exposición al sol o alteraciones en los niveles de estrógenos.

Nosotros distinguimos dos tipos de arrugas, dinámicas y estáticas.

Las dinámicas son las que sólo aparecen cuando se mueven los músculos faciales, al gesticular. Las estáticas son fijas, están siempre presentes independientemente de la acción muscular. Las arrugas dinámicas se convierten, tras años de contracciones musculares repetidas, en estáticas (por ejemplo, las arrugas del entrecejo, frente o patas de gallo). Otras arrugas estáticas tienen otro origen , como las de los surcos nasogenianos.

Las arrugas se deben a la atrofia de las capas de células de la epidermis y a la alteración de los componentes más importantes de la dermis, el colágeno, la elastina y el ácido hialurónico:

– el colágeno es el responsable de dar firmeza o estructura a la piel. Es el elemento más importante de la dermis. Está compuesto por proteínas que forman fibras entrelazadas helicoidalmente de tres en tres, y actúa como un colchón sobre el que descansa la epidermis, dando volumen firmeza a la piel.

– la elastina es la responsable de dar flexibilidad y elasticidad a la piel. Su pérdida o alteración supone pérdida de tono y flaccidez.

– el ácido hialurónico atrae agua, dando volumen y manteniendo la hidratación cutánea.

Al ir disminuyendo la cantidad de estos elementos, nuestra piel pierde elasticidad y firmeza. A partir de los 25 años, perdemos un 1,5% de fibras de colágeno por año, y la reducción estrogénica que conlleva la menopausia hace que las mujeres puedan sufrir una pérdida de colágeno hasta niveles de un 30%.. Pero, si bien no podemos evitar este proceso natural, sí que podemos retrasarlo, aportando nutrientes y elementos que consigan estimular la producción de fibras de colágeno y elastina, y modificando, introduciendo o eliminando hábitos que pueden influir en estos procesos.

1.- Prevención 

Previenen la pérdida de colágeno, elastina y ácido hialurónico la adopción de un estilo de vida saludable, el consumo de alimentos y sustancias antioxidantes y estimulantes de la producción de estas fibras, hábitos higiénicos, pautas de cuidado facial, que aquí os resumo:

nutrición adecuada, que priorice los vegetales, frutas, cereales integrales, legumbres…

– realizar actividad física a diario, más o menos intensa según cada persona, pero debe introducirse como un hábito imprescindible.

 reducir el stress, y dormir más, o mejor.

 – evitar la exposición crónica al sol, pues las radiaciones solares destruyen las fibras de colágeno y elastina. Recordad que el sol produce un daño acumulativo sobre la piel, siempre, de forma que con toda seguridad supone un envejecimiento prematuro para nuestra piel. ¿Qué es mejor, estar morenos en verano o dañar y envejecer irreversiblemente nuestra piel? ¿Qué favorece más? Yo apuesto por el maquillaje y los autobronceadores, y por el uso de una protección elevada, todos los días del año, hay pocas medidas que funcionen tanto como ésta.

no fumar. El tabaco produce envejecimiento prematuro de la piel pues daña las fibras de colágeno y elastina, además de alterar y reducir la microcirculacion sanguínea,  así también el grado de hidratación cutánea. Y aquí me refiero, como cuando he hablado de las radiaciones solares, sólo a sus efectos sobre el envejecimiento cutáneo, dejando aparte otros daños que todos conocemos.

beber más agua. Sin obsesionarse, claro, pero es cierto que el agua actúa como un filler o voluminizador, al mejorar la hidratación de nuestros tejidos.

– tomar alimentos con propiedades antioxidantes. El stress oxidativo produce un aumento de radicales libres, que destruyen las fibras de colágeno y elastina, e impiden o retardan su producción. Los antioxidantes evitan que actúen los radicales libres. Son alimentos muy ricos en antioxidantes los tomates (el licopeno!), zanahorias, soja, chocolate amargo, vegetales de hoja verde, brécol, espárragos, té verde..

– incrementar alimentos que aporten vitamina C. La vitamina C es el principal reactivo o catalizador en todas las reacciones químicas  de nuestro organismo, siendo fundamental para el buen funcionamiento de nuestros órganos, vasos sanguíneos, sistema inmunológico…y para la producción de colágeno. Sin vitamina C no se produce colágeno, así que el aporte de esta vitamina es crucial para estimular la producción de las fibras de colágeno. Son alimentos ricos en vitamina C los cítricos, bayas oscuras, vegetales de hoja verde como las acelgas y espinacas. Quiero también anotar que, puesto que la vitamina C es hidrosoluble, su exceso se elimina de forma natural por el riñón, de modo que, si deseamos tomar suplementos vía oral de esta vitamina, no tendremos nunca problema de hipervitaminosis. Por mi parte, yo recomiendo tomar a diario suplementos de vitamina C, no sólo para el cuidado de la piel sino para garantizar o facilitar un buen funcionamiento de todo nuestro cuerpo.

– tomar alimentos ricos en zinc. Este elemento mantiene las fibras de colágeno y elastina y las une creando redes más firmes y compactas. Son muy ricos en zinc los mariscos, pescados, legumbres, soja, cereales integrales, carnes magras

cuidados de la piel: exfoliar periódicamente para eliminar capas de células muertas y estimular producción de fibras nuevas, usar cremas con vitamina A o retinol, o incluso mejor tretinoína, con gran capacidad para renovar y estimular síntesis de células y fibras. También son muy recomendables las cremas con ácido glicólico y vitamina C (ésta aún mejor en forma de serum, más concentrados). Los peelings, microdermoabrasiones periódicos también colaboran para renovar y estimular. ¡Y sin olvidar la protección solar!

tratamientos en consulta. En especial la mesoterapia, ideal con ácido hialurónico pues capta agua y estimula la formación de colágeno, y la lipoestructura o injertos y microinjertos de grasa, que aportan volumen y mejoran la calidad de los tejidos.

2.- Corrección de las arrugas

Hasta aquí cómo evitar, o retrasar, la aparición de arrugas. ¿Pero qué hacer cuando aparecen? El tratamiento depende del tipo de arruga, dinámica o estática:

Arrugas dinámicas:

– toxina botulínica. No hay mejor tratamiento que el neuromoduladores para las arrugas de expresión, las que sólo se presentan al gesticular, como las de la frente, entrecejo, patas de gallo, etc. La toxina bloquea la recepción de la acetilcolina, un neurotrasmisor que trasmite a la placa motora la orden para la contracción muscular. El uso de los neuromoduladores va a prevenir, o al menos retrasar, con toda seguridad, la conversión de estas arrugas dinámicas en estáticas.

dermoabrasión, superficial. Remueve las capas superficiales de la piel, dañadas, dejando una superficie más lisa y sana. Estimula la renovación de los componentes cutáneos y activa procesos de retracción dérmica, tensando y facilitando la desaparición de las primeras arrugas.

– Arrugas estáticas:

dermoabrasión, a niveles más profundos de la dermis.

peelings químicos, medios o profundos, tipo TCA (ácido tricloroacético) o mejor fenol.

láseres semiablativos o ablativos, tipo Erbium, CO2…

rellenos o fillers. Son perfectos para la mejora de arrugas estáticas. Además, las infiltraciones con sustancias tipo colágeno (muy poca duración) o ácido hialurónico en plano intradérmico, tipo mesoterapia, facilitan la formación de colágeno, con lo que también son preventivas. El ácido hialurónico debe su acción a la captación de agua y a la estimulación de la formación de colágeno. En mi consulta no somos partidarios del uso de fillers de larga duración, ni por supuesto de los permanentes. Un ácido hialurónico de buena calidad tiene una duración cercana al año, incluso mayor para los más reticulados.

–  microinjertos de grasa. Aportan volumen y favorecen la formación de fibras de colágeno, así como mejora en la microcirculación. La grasa es, pues, preventiva y correctora.

– cirugía plástica, a través de liftings (ritidectomía es su nombre tradicional, la cirugía que quita las arrugas), blefaroplastias.

Así, la corrección de las arrugas, una vez fijas, pasa por asociar técnicas que aportan volumen e hidratación (rellenos con grasa, ácido hialurónico, mesoterapia, etc.), técnicas de resurfacing o remoción de las capas de epidermis y dermis superficial  o media para retirar las más dañadas y dejar una superficie más nueva y sana, y por último técnicas de lifting, que estiran, recolocándola y resecan el exceso de piel para corregir los efectos de la flaccidez. Según el caso a tratar, utilizaremos una o varias, a veces las tres, y recordad que no es por preferencia del paciente ni del cirujano, sino que el tratamiento va en función del problema a tratar.

Quedo a vuestra disposición pero NO ATENDERÉ NI ON LINE NI POR TELÉFONO CONSULTAS SOBRE:

  • Intervenciones realizadas por otros especialistas
  • Ni aquellas que exijan una valoración del paciente en persona.

Gracias por vuestra comprensión.