Cuando realizamos una corrección de una gigantomastia debemos tener muy en cuenta factores como la calidad de los tejidos, la edad de la paciente, proporciones torácicas y hábito corporal, además de los deseos de la paciente. Siempre realizamos reducciones importantes de volumen, pero los factores arriba referidos pueden hacernos indicar diferentes técnicas o un grado mayor o menor de reducción tisular.

Veamos estos factores:

Calidad de los tejidos. Si estos son muy laxos y poco elásticos (os recuerdo, la elasticidad es esa maravillosa y deseada cualidad por la cual los tejidos estirados pueden volver a su medida original cuando cesa la fuerza que los tracciona. Esta propiedad es la responsable de la adaptación mayor o menor de los tejidos tras una cirugía, es la famosa retracción cutánea), en ese caso asumiremos que se van a adaptar poco y no se van a retraer mucho. Por lo general, una piel elástica se va adaptar al contenido que envuelve; si no es elástica se adaptará mucho menos, independientemente del trabajo del cirujano, por ello en casos así optaremos por retirar más piel, lo que provoca cicatrices más extensas, pues sabemos que la piel no va a colaborar gran cosa.

Edad de la paciente: esto influye de varias maneras. Normalmente las mujeres jóvenes tienen una piel más elástica que nos permite confiar en su capacidad de retracción, por lo que podremos optar por técnicas con cicatrices más cortas, es decir, no quitamos tanta piel porque esta es más capaz de retraerse al volumen mamario que dejamos. Pero, por otro lado, también es cierto que nuestras pacientes jóvenes tienen mayor porcentaje de tejido propio glandular y están expuestas a mayores estímulos hormonales, por lo que es más que probable que si dejamos mucho volumen el pecho pueda crecer tras la operación (típicamente con tratamientos anticonceptivos, embarazos…) aunque  mantengan su peso sin oscilaciones. Por esta razón recomiendo a las pacientes jóvenes hacerse una reducción mamaria de mayor volumen. En edades más tardías y sobre todo si ya han tenido embarazos, suelo adaptarme más a los deseos de la paciente, aunque es obvio que a mayor peso mamario también hay más posibilidad de que caiga, por eso hay que valorar muy bien de nuevo la calidad de los tejidos (que, como veis, es definitiva para el resultado de la cirugía).

Tórax y medidas de la paciente. Buscamos siempre la proporción: es decir, en tórax anchos o en pacientes con más peso, difícilmente quedará bonito un pecho demasiado pequeño, aunque si la paciente así me lo pide es lo que buscaremos. Por el contrario, si tenemos a pacientes con tórax estrechos o si están muy delgadas, les va a quedar genial un pecho pequeño, tipo copa B. 

En este caso que os comparto (muchas gracias a mi paciente por habérmelo permitido), ella había perdido bastante peso, lo que le había aliviado algo sus problemas en columna (todas las pacientes con gigantomastia o hipertrofia mamaria tienen una tremenda alteración y dolor en la columna cervical, directamente por el peso de sus mamas , y solo una reducción de estas las puede aliviar), pues también su pecho había perdido bastante volumen al adelgazar, aunque como se puede ver en las imágenes preoperatorias aun habiendo adelgazado tanto, su pecho seguía teniendo un volumen (y peso) bastante importante. 

En el momento de  la cirugía mi paciente tenía una talla 85 E, y aprovecho para recordaros que 85 describe un tórax muy estrecho mientras que la letra indica la copa, que es la que refleja el volumen mamario (no el número entonces), luego ella tenía un perímetro torácico muy pequeño y un pecho muy grande. 

Dado que tras adelgazar tanto ella mostraba unos tejidos de dudosa calidad en cuanto a su elasticidad, y añadiendo que ella, como la gran mayoría, lo que quería era aliviar sus dolores de espalda (además de tener un pecho normal y apropiado para su cuerpo) le indiqué hacer una reducción bastante grande, dejando una copa B, es decir, un volumen discreto, que no le iba a pesar tanto y, de esta forma sería mucho más estable en su posición y forma, y que además le iba a quedar muy bonito y proporcionado. Y, claro, cuanto más reduzcamos, más mejoran sus problemas asociados a la hipertrofia mamaria. De esta forma, combinamos pues funcionalidad y reparación de problemas con la mejor estética posible.

Esta paciente, además, tenía un patrón de mama muy denso, tipo mastopatía fibroquística, lo que hacía que le dolieran aún más y que a veces el diagnóstico en mamografías fuera muy difícil de realizar. En estos casos, una reducción mamaria ayuda muchísimo en estas pacientes.

En la cirugía se le realizó una reducción tisular de 375 gramos en la mama izquierda y de 350 gramos en la derecha, y las cicatrices fueron en T invertida, reducidas en la parte interna. 

Mostramos el resultado postoperatorio a los 6 meses de la cirugía.

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