Un pecho demasiado desarrollado es uno más de los problema a las que muchas chicas deben enfrentarse en su adolescencia. En estos casos de gigantomastia ¿realmente les beneficia esperar a ser adultas para una reducción de pecho?

Un pecho voluminoso puede ser un motivo de orgullo para muchas chicas, pero si su tamaño es exagerado o simplemente no es bien aceptado pasa a ser motivo de inseguridad y baja autoestima, cuando no de importantes molestias físicas. Para estas adolescentes que viven tan acomplejadas por su pecho y la reducción mamaria se plantea como necesidad, la mayor duda es, sobre todo para los padres, si es mejor operarse cuando sean adultas.

Crédito: Getty Images/ https://www.hola.com/belleza/actualidad/20180516124182/ariel-winter-prebase-poros-mc/ Ariel Winter, la actriz de la serie 'Modern Family' se sometió a una reducción de pecho con 17 años. En la entrega de los Premios del Sindicato de Actores de Estados Unidos, un año después de la intervención, posaba mostrando las cicatrices.
Crédito: Getty Images/ https://www.hola.com/belleza/actualidad/20180516124182/ariel-winter-prebase-poros-mc/
Ariel Winter, la actriz de la serie ‘Modern Family’ se sometió a una reducción de pecho con 17 años. En la entrega de los Premios del Sindicato de Actores de Estados Unidos, un año después de la intervención, posaba mostrando las cicatrices.

¿Cómo juzgar que el tamaño del pecho es excesivo para la adolescente?

El primer criterio es la altura, pues no es lo mismo una copa D en una joven alta que en una bajita, la primera puede estar feliz y lucirlo orgullosa y la segunda tal vez hasta rehúya fiestas y actividades deportivas. También depende de la edad en que comenzó a desarrollarse su pecho y el ritmo de crecimiento, pues no se acepta igual un pecho grande con 11-12 años que con 15. Y, evidente, también es una cuestión de volumen y peso, pues una hipertrofia moderada puede tolerarse, pero no una gigantomastia o una auténtica hipertrofia virginal (que es un crecimiento explosivo y exagerado tras la primera menstruación).

De entrada, un pecho de tamaño excesivo genera importantes problemas para las relaciones sociales. A estas chicas no les queda bien la ropa que les gustaría ponerse ni encuentran con facilidad ropa interior adecuada, hacer deporte es molestísimo -cuando no les da mucha vergüenza- por el movimiento del pecho, al igual que acudir a la piscina o a la playa… todo conduce a una dificultad para la adaptación social. Hay que tener en cuenta que en la adolescencia el cuerpo está terminando de formarse, así como su personalidad y la no aceptación del propio cuerpo o el miedo al rechazo tienen un impacto muy negativo. Y es que hay casos en los que hay que tener una personalidad muy fuerte para superar todo esto, sino, está claro cuánto puede empeorar su calidad de vida.

Por supuesto, un pecho demasiado grande también acarrea importantes problemas funcionales. El peso de las mamas tracciona y deforma la columna y los hombros hacia delante, a lo que se añaden las extrañas posiciones que adoptan para disimular el pecho, al andar, al sentarse en clase… todas tienen una malísima postura que, de no corregirse, provocará en el futuro precoces problemas articulares. Pero, lo tengo comprobado en la consulta, estas chicas con importantes hipertrofias mamarias no saben ya ni cómo ponerse rectas. Necesitan usar sujetadores especiales, muy apretados, que suelen dejarles surcos en los hombros, roces bajo el pecho o en la mama, molestísimos.

Si unimos todo esto es fácil entender las dificultades de adaptación, la baja autoestima y las alteraciones psicológicas que presentan muchas chicas. Son frecuentes las actitudes de retraimiento social, la sensación de sentirse siempre observadas, considerar su pecho como su enemigo (y por extensión su cuerpo) y, sobre todo, les agobia que se vea, por lo que estas adolescentes suelen ser muy reacias a mostrarlo a amigas, padres, incluso al cirujano que han buscado. Una paciente me escribía al blog el siguiente comentario:

Tengo 15 años y no puedo seguir así, no me acepto como soy. Más de 100 veces le pedí a mi mamá que por favor me opere porque no aguanto más, me duele siempre la espalda, me dan ganas de no vivir y me siento mal por eso. No puedo dedicarme a ningún deporte porque esto que tengo acá arriba me molesta, está de más. No puedo salir con ropa que me guste, me hacen (mis padres) ponerme ropa horrible para salir porque tengo mucho y esto me supera… no me dejan salir vestida como quiero ¿y entonces por qué no me operan? Quiero salir a correr y no puedo, ni al gym, porque tengo mucho y no quiero que me vean. Siento que no puedo ser yo misma. No puedo vivir así, juro que no.

Las chicas con hipertrofia mamaria, además de los problemas de salud mencionados, tienen hasta un triple riesgo de desórdenes alimentarios respecto a chicas con mamas de volumen normal, es más, casi 2/3 de las chicas con hipertrofia mamaria tienen sobrepeso. La mayoría de las veces es el sobrepeso la causa de su gran volumen mamario y por ello insisto que los niños y niñas deben crecer delgados, sin sobrepeso, pues llegar a la adolescencia con exceso de peso condiciona la ginecomastia en los chicos y la hipertrofia mamaria en ellas, una auténtica losa, un condicionamiento para el resto de su vida. Si me consulta una adolescente con gigantomastia y sobrepeso siempre le recomendaré que lo ideal es que adelgace antes (¡y que mantenga el peso después!), pero tengo claro que ese volumen mamario les impide hacer deporte y también es evidente que, si tienen ese pecho tan grande y caído,  encuentran pocas motivaciones para cuidarse.  Sí, es un círculo vicioso que, en este caso, opino sinceramente que solo una cirugía, la mamoplastia de reducción, puede romper.

Mala calidad de vida, dificultad para la interacción social, retraimiento, baja autoestima, síntomas físicos y funcionales, trastornos alimentarios

No siempre es buena idea esperar a una edad adulta para la cirugía, ¿no os parece? Debemos tener en cuenta que pasados tres años tras la primera regla el pecho ya va a crecer muy poco, por tanto no siempre hay que esperar a los 18 años, hay casos en los que les hacemos un favor si las operamos antes. Por supuesto que la cirugía tiene riesgos ( 3 o 4 horas de quirófano bajo anestesia general, 1 día al menos de hospitalización, curas por casi dos semanas…), pero no es un capricho. Una gigantomastia con 14, 15 ó 16 años se lleva muy mal y genera muchísimos problemas funcionales y, sobre todo, psicológicos. Si el pecho ya creció todo lo que iba a crecer y la chica, por supuesto, tiene la madurez suficiente y tiene claro que no soporta vivir con ese pecho tan exagerado que tanto odia y le acompleja, debemos valorar muy en serio la opción de la cirugía.

Por mi experiencia, todas las pacientes que se intervienen de una reducción de pecho quedan súpercontentas desde el día siguiente a la cirugía, cuando comprueban que, al levantarse, ya ni tienen ese enorme peso bajo sus hombros y que pueden ponerse un sujetador de talla, ahora sí, normal. Vale la pena y mucho.