Este caso ilustra cómo hacer cuando un paciente desea un aumento en la región glútea pero dispone de poca grasa en otras áreas para realizar una lipotransferencia y que resulte aumento bien definido. En esta paciente, como se puede ver, estaba tan delgada que no había otra opción que recurrir a una prótesis, la grasa disponible no era suficiente para el aumento que buscábamos, de forma que recurrí a una combinación de implantes y lipofilling, éste último en las áreas que no rellenaban los implantes, a saber, las regiones inferoexternas del glúteo.

Preoperatorio y postoperatorio de la paciente de un aumento glúteo

Como he comentado en otros post, es habitual realizar una liposucción en región lumbar y crestas ilíacas en los pacientes a quienes realizamos un aumento glúteo, a fin de definir mejor una forma más redondeada y una mayor curvatura lumbar que potencie el resultado. En esta paciente, a pesar de ser tan delgada, busqué una mayor definición remodelando con liposucción marcada en crestas y región lumbosacra y más moderada en trocánteres (en esta última zona ya con el objetivo de disponer de más grasa para el aumento glúteo). Siempre utilizo el sistema WAL o Body Jet Lipo para estas técnicas porque me permite el máximo aprovechamiento de la grasa y con una excelente tasa de supervivencia.

Los implantes se introdujeron a través de una incisión doble en pliegue interglúteo, que queda prácticamente invisible en pocos meses y me reduce riesgos de dañar las estructuras del pliegue interglúteo y de dehiscencias en caso de seromas. La técnica que uso es la intramuscular, es decir, un plano para el implante en el espesor del músculo glúteo mayor, muy segura al par que garantiza una buena cobertura del implante, siempre que éste quede o se adapte a las dimensiones del músculo, es decir, las medidas del músculo deciden las del implante (en pacientes con caderas estrechas no podremos poner implantes grandes). Así, el implante rellena muy bien la región superior y central de la nalga, pero no las inferiores ni externas, que deben ser aumentadas recurriendo al lipofilling. En esta paciente se utilizaron unos implantes SEBBIN de 270 cc, lisos y de gel hipercohesivo y se infiltraron unos 280 cc de grasa por nalga.

El postoperatorio transcurrió sin incidencias, aunque no puedo menos que agradecer a mi paciente su esmerada colaboración, siguiendo al pie de la letra todas mis instrucciones, algo que sabéis es del todo imprescindible para un buen resultado de cualquier cirugía. Reconozco que en estas cirugías es muy pesado evitar durante semanas (cuatro semanas en concreto) apoyarse sobre las nalgas a fin de no comprometer la viabilidad de los injertos de grasa, y hay que ser muy riguroso con el cuidado de la cicatriz para evitar cualquier contaminación e infección de la misma. Se puede caminar con normalidad pasadas las dos primeras semanas pero la tensión del músculo glúteo no les permite mucha movilidad hasta pasado casi el mes.

Es normal notarse los implantes muy altos los primeros meses, hasta que cede la contractura del músculo glúteo y permite que los implantes queden alojados más centrados en la nalga. En cuanto a los injertos grasos consideramos que se han estabilizado pasados los dos meses, manteniendo un volumen definitivo.

En fin, un postoperatorio un poco pesado no tanto por el dolor sino especialmente por los impedimentos para una vida normal, en el que soy especialmente exigente en cuanto a las pautas de actividades no permitidas, pero cuyos resultados opino que compensan sobradamente, ¿verdad?

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