No voy a dar por supuesto que todas mis lectoras (y lectores) conocen qué son las mamas tuberosas, pues aún vienen pacientes a la consulta con mamas tuberosas sin saberlo. 

Y piensan que se trata de un aumento mamario sencillo, preguntando simplemente por el abordaje, si delante o detrás del pectoral.

No, no es un aumento mamario simple, para nada. Y, aunque hay diferentes grados de malformación (siempre son unas mamas malformadas), incluso los casos menos anómalos deben diagnosticarse y tratarse como deben. En este artículo explico, creo que bien,

Este post y el caso clínico que presento es algo más avanzado, pues explico la corrección de mamas muy malformadas, como un grado IV o cuando hay una importante asimetría dentro de la notable malformación.

El grado IV de mamas tuberosas se refiere a cuando tenemos herniación areolar (la glándula casi toda se hernia a través de la areola) con déficit de polos internos, inferiores y externos. Es una malformación muy notable y la solución pasa por asociar todo un arsenal de técnicas quirúrgicas, de forma que el paso de hacer el bolsillo y poner el implante es -con diferencia- lo más fácil de la cirugía.

Ilustro con este caso: mamas con areolas enormes y herniación de toda la glándula por esas areolas tan distendidas creando esa forma de tubo que da nombre a la malformación. La cincha constrictiva había impedido el desarrollo de los cuadrantes internos (de ahí la gran separación de ambas mamas), inferiores (surco submamario muy alto y a escasa distancia del surco superior) y externos, de forma que la glándula, de buen tamaño en este caso, había crecido como telescópicamente con una proyección muy elevada y esa base tan estrecha. Y además asimétricas, situación esta de la asimetría presente en la mayoría de las mamas tubulares.

El planteamiento para este difícil caso, donde pretendí a toda costa hacerlo en un solo tiempo quirúrgico, pasó por asociar varias técnicas:

Mastopexia

para posicionar areolas y corregir la ptosis, además de reducir el diámetro areolar. En este caso tuvimos que recurrir a una mastopexia vertical, esto es, cicatrices periareolar y vertical (situación nada habitual para unas mamas tuberosas, que casi siempre se pueden corregir con técnica periareolar)

 

Corrección de la constricción de la glándula

mediante su disección y plastia o colgajo de eversión. La constricción era tal que se precisó asociar cortes tangenciales en la zona del surco, tan difícil de expandir. Esta paciente mostraba unos tejidos tremendamente firmes.

 

Implantes anatómicos

de baja altura y proyección moderada, recubiertos con espuma de micropoliuretano (modelo Opticon Microthane, del Laboratorio Polytech) para expandir y ensanchar la base mamaria. En este caso no buscábamos un aumento de volumen, sino cambiar definitivamente la forma, por eso eran imprescindibles los implantes. Y también me parecen imprescindibles en esta paciente con tejidos tan tensos unos implantes consistentes que no se desplazaran nada y soportaran la tensión y retracción de los tejidos del surco sin moverse ni un grado, de ahí el recurso al poliuretano.

Lipofilling

o injertos de grasa, para mí imprescindibles en casos así. Los injertos de grasa colaboran en la distensión del surco y son inestimables como ayuda para lograr bajarlo a la posición adecuada. Asimismo, son definitivos para lograr mejorar el escote ante mamas con base tan separada, donde no siempre la prótesis consigue juntarlas como quisiéramos. Asociar prótesis y lipofilling es lo que nos permite conseguir unas mamas juntas y un escote bonito. Por otro lado, la grasa es un excelente comodín para resolver asimetrías, pues lo ideal es poner implantes de igual volumen en ambos lados. Y, por último, la grasa mejora las condiciones de los tejidos y nos aporta volumen donde tenemos poco grosor de tejido para cubrir la prótesis, sobre todo en los polos inferiores. En este caso, se injertaron unos 100 cc de grasa en cada lado.

El postoperatorio suele demorarse un poco más que otros tipos de cirugía mamaria en cuanto a obtener la forma, pero las pautas para las pacientes son muy similares a las otras, eso sí, nada de comprimir las zonas con injertos de grasa en, al menos, 4 semanas. La cirugía, lógico, es más larga, unas tres horas y media o cuatro horas de intervención. Pero vale la pena, hemos conseguido un pecho simplemente normal donde antes era de todo menos normal ¿no os parece?

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