Tengo mil razones para preferir las prótesis anatómicas (aunque utilizo diferentes implantes según la paciente, pero los anatómico me gustan especialmente).Por el control de la forma si las mamas son muy hipoplásicas, con algún grado de constricción o tejidos excepcionalmente firmes; por la inestimable ayuda cuando queremos ampliar la base mamaria en una mama tuberosa; por la rotación que logran de las areolas, hasta el punto de corregir por sí solas ptosis discretas; porque tienen forma de pecho; porque con estas prótesis podemos conseguir un resultado con el que la paciente no parezca “operada” cuando partíamos de una mama muy pequeña o atrófica… lo dicho, mil razones.

Y por su excelente evolución en el tiempo. Es normal que con los años la glándula mamaria, merced a esa ley tan universal e inexorable que es la gravedad, va a ir cayendo hacia el polo inferior, incluso en pechos muy pequeños (aunque sea menos evidente que en una mama mayor), de forma que no es raro que pasados unos años podamos apreciar que la glándula ha bajado pero no el implante, que suele quedarse donde quedó pasados unos meses de la cirugía, y si el implante era redondo (y más aún si grande y/o muy proyectado) se podrá ver un polo superior redondeado y la glándula en un posición más baja, como resbalada, perdiéndose la relación ideal en la posición o altura de prótesis y glándula.

Con los implantes anatómicos es mucho más difícil que pase algo así, precisamente por la forma del implante, evitándose ese efecto en cascada o de disparidad de mama y prótesis. La glándula puede caer o resbalar pero el polo superior no se va a ver artificialmente redondo sino que seguirá con esa pendiente natural, por lo que una paciente operada con implantes anatómicos suele tener un aspecto más natural y bonito pasados los años. Ojo! hay casos en que una prótesis redonda podrá ser la mejor elección, pero siempre planificada de forma estricta en cuando a medidas e indicaciones.

No podemos hacer planteamientos solo a corto o medio plazo, debemos pensar que nuestras pacientes van a llevar muchos años estas prótesis y, aunque el cuerpo puede cambiar mucho, nuestra elección de implante (forma, medidas, y solo en tercer lugar volumen) debe estar guiada por los criterios de cuál nos va a resolver mejor el problema (o la solicitud de nuestra paciente) y también con cuál vamos a tener un resultado más estable y bonito en el tiempo.

Porque no es verdad que tengamos que cambiar las prótesis a los 10 años. Los implantes pueden durar mucho más, y por eso tenemos que pensar en qué aspecto puedan tener con los años, para ahorrarles cirugías y para que disfruten de un pecho bonito el mayor tiempo posible.

Este caso es de una paciente a la que operé hace 10 años, y fue un verdadero placer constatar que pasado tanto tiempo su pecho estaba, si cabe, aún más bonito que al año de la cirugía. Como en la revisión ecográfica se veían sus prótesis perfectas, la paciente podrá seguir con ellas tantos años como los controles nos sigan saliendo bien (a partir de los 10 años yo se los hago anuales).

 

Para quien tenga curiosidad, le puse unas prótesis anatómicas Mentor, modelo de altura media y proyección alta, de 300 cc, en plano subpectoral. La paciente tenía unas mamas muy atróficas con unos tejidos muy tensos y una constricción del polo inferior que se corrigió y expandió muy bien con unos implantes firmes como los de la marca referida.

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