Si la semana pasada os hablaba de cuándo no es efectiva una liposucción, hoy hablaremos de una zona bien atípica que, sin embargo y en casos adecuados, funciona y muy bien. Las zonas habituales suelen ser, en mujeres, cartucheras o áreas trocantéreas, cara interna de rodillas, caderas, abdomen...y en hombres abdomen, cresta iliaca, mamas… pero hasta hace pocos años las pantorrillas y tobillos eran una zona casi prohibida. Sí podemos hacer una liposucción en tobillos, aunque con una técnica especial y muchísima paciencia y delicadeza.

Son habitualmente mujeres quienes nos consultan porque les desagradan esas piernas » en columna», con acúmulos grasos en rodilla, pantorrilla y tobillos que las hacen parecer tan rectas. El acúmulo de grasa en los tobillos, concretamente, tiene una base genética y suele ser resistente a cualquier tipo de dieta o práctica de ejercicio, ni tan siquiera mejora con actividades como nadar, saltar o correr, y la musculación en gemelos a veces no hace sino, con la hipertrofia de los gemelos, acentuar más el problema al aumentar el volumen local. A veces puede estar presente cierta retención de líquidos, por presencia de varices o por problemas en el drenaje linfático, de aquí que sea lo primero que haya que descartar. En la práctica, la mayoría de las mujeres que muestran un verdadero acúmulo de grasa en tobillos también muestran tendencia al edema por dificultad en drenaje linfático, se trata de dilucidar cuál es la causa principal. Si, aunque la pierna esté deshinchada , los tobillos siguen voluminosos y sin forma entonces estará indicada una liposucción . Si el edema es la causa principal,  o hay varices de forma que el área está siempre hinchada, entonces poco podrá corregir una liposucción, cuando no empeorar el estado vascular.

Por tanto, la indicación es en personas sin sobrepeso ni patología vascular con acúmulo extra de grasa en los tobillos que hace que la pierna no tenga forma ni proporción. Se puede hacer como un procedimiento aislado, en este caso incluso bajo anestesia local, o asociado a una liposucción que remodele el conjunto de la pierna. Hay algunos puntos particulares en esta técnica:

– el tobillo es un área con una piel generalmente tensa, con una fascia igualmente firme y con un habitualmente escaso contenido de tejido adiposo entre piel y fascia. Bajo la fascia y sobre ella tenemos importantes estructuras vasculares para el aporte sanguíneo del pie, nervios, tendones, en unos estrechos canales definidos por los relieves de los huesos tibia y peroné y los ligamentos que los fijan. Es decir, el espacio es estrecho y pequeño, y tenemos que tener en mente las estructuras vasculares y nerviosas subyacentes.

– el tobillo tiene una sección casi romboidal, es decir, es como una estrecha columna con cuatro facetas o carillas y cuatro aristas, no es redondo. Y hay que tener en cuenta su proporción respecto a la pierna, rodilla y especialmente la pantorrilla, que debe estrecharse justo por debajo de los vientres musculares de los gemelos, y mostrar las aristas del tendón de Aquiles, los maleolos peroneo y tibial. De estas cuatro caras, las más importantes a resaltar son las anterointerna y posterointerna, que deben crear un contorno casi cóncavo si queremos una pierna bonita y moldeada.

De estos puntos se deduce que se trata de una liposucción especial, mucho más meticulosa si cabe que en otras zonas. La extracción de grasa debe realizarse con cánulas muy finas y con un sistema de aspiración poco potente, lo ideal es con jeringa. El volumen de tejido adiposo suele ser pequeño y por eso debe aspirarse muy despacio y valorando continuamente, pues no es difícil crear irregularidades si se aspira en exceso. Nunca debe aspirarse de forma circular para no generar problemas vasculares. El plano es siempre muy superficial y el trayecto de las cánulas debe ser vertical o longitudinal, nunca transversal para no lesionar estructuras vasculares, en especial  los vasos linfáticos, o nerviosas. Es decir, muy lentamente, con mucho cuidado y con cánulas bien finas. Y con tiempo por delante, hay que tener paciencia.

El postoperatorio no es complicado pues no requiere ni reposo ni casi analgesia. Pero es bastante lento, dado que, al haber actuado en unos espacios tan estrechos, hasta que no se resuelva la inflamación los vasos linfáticos estarán entorpecidos en su tarea, lo que se traduce en un edema linfático o linfedema que tarda semanas en resolverse. Por lo general la piel no tiene aquí problemas de flacidez y se adapta muy bien. Deben llevarse unas medias o calcetines de presoterapia durante al menos dos meses y, como he comentado, el edema linfático se toma su tiempo hasta resolverse, es común levantarse muy bien y, a lo largo del día, ver cómo se edematizan los tobillos. Los vasos linfáticos se recuperarán y los tobillos, pasados dos o tres meses, ¡no antes!, mostrarán, al fin, el resultado buscado.

En resumen, sí que hay una solución para los tobillos anchos. Hay que descartar la causa vascular que contraindicaría la operación. No podemos extraer mucha grasa aquí pero incluso con pequeños volúmenes aspirados, en zonas estratégicas ( el concepto estético es fundamental) lograremos un gran remodelado del tobillo y pantorrilla, imposible de lograr de ninguna otra  manera. La experiencia, conocimiento anatómico y paciencia del cirujano son fundamentales. Y paciencia, los resultados tardan pero llegan.

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