Comparto un nuevo caso de abdominoplastia, o “tummy tuck” como también llaman a esta cirugía. 

Esta paciente, muy delgada y deportista, presentaba una cicatriz de laparotomía media  infraumbilical secundaria a una cesárea vertical, y años más tarde a una segunda cirugía ginecológica, como he explicado. Estas dos cirugías habían dejado la típica cicatriz adherida al plano profundo de la fascia abdominal que parte el contorno inferior del abdomen.

Esta cicatriz tan adherida producía retracción y deformidad del ombligo, asociadas a una importante diástasis (muy frecuente tras los embarazos sobre todo en mujeres delgadas, que sufren más daño y tensión en la línea media abdominal, resultando muchas veces en diástasis y pequeñas hernias umbilicales y epigástricas).

La corrección de la cicatriz retráctil de laparotomía media, así como de la diástasis, solo se consigue de manera efectiva a través de una abdominoplastia.

En la cirugía comprobamos una extensa diástasis que se resolvió con una plicatura de la aponeurosis de rectos en doble plano, y se reparó una pequeña hernia epigástrica supraumbilical. Se resecó toda la piel infraumbilical llevándonos así toda la cicatriz (que estaba fuertemente adherida a la fascia profunda) y cerrando con la técnica de alta tensión superior, que nos permite un buen avance del colgajo superior repartiendo las tensiones desde arriba.

En esta paciente, al no haber tanto exceso cutáneo, debimos dejar una pequeña cicatriz vertical en zona suprapúbica que se pudo resecar meses después. Asociamos también una discreta liposucción en costados para completar el máximo remodelado de la región.

Aquí se muestra el resultado a los 15 meses de la cirugía.

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