Siempre que hablamos del lipedema surgen muchas dudas al respecto. Os comento un poco más de qué se trata antes de explicaros el caso clínico de hoy:

El lipedema, un problema que debemos diagnosticar a tiempo

Esta enfermedad determina depósitos patológicos de tejido graso en miembros inferiores (a veces, también en brazos) y ocurre de forma espontánea, sin tener causa distinta a la hormonal y genética. Generalmente, es simétrico y tiene como característica que nunca afecta a los pies ni a las manos, a veces dejando una especie de anillo en tobillos o muñecas. No se relaciona necesariamente con la obesidad, aunque empeora con esta y no mejora al perder peso; de hecho, pueden sufrir lipedema tanto las mujeres delgadas como las obesas. Nunca surge antes de la pubertad, pero puede aparecer o agravarse tras embarazos, la menopausia o alguna intervención ginecológica, de ahí la relación con una causa hormonal.

No mejora ni con dieta ni ejercicio, pero sí con tratamientos tipo drenaje linfático, presoterapia, uso de medias compresivas y, especialmente, con la liposucción (hidroliposucción, en concreto, tipo WAL o BodyJet Liposuction) que es realmente la mejor solución. En casos avanzados, puede llegar a comprometer los vasos linfáticos de las piernas, asociándose a un linfedema. Y siempre tiende a agravarse, al menos si no se trata de forma efectiva. Sin embargo, el ritmo es muy variable de unas mujeres a otras.

El caso de hoy

Nos encontramos ante la primera sesión quirúrgica de mi paciente, en la que queríamos tratar un lipedema de grado I-II.

Como siempre, confiamos en un tratamiento a través del sistema Bodyjet o WAL de tobillos y pierna circular, rodillas y cara interna de muslos. El volumen total de grasa extraída fue 2900 cc.

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