Las imágenes hablan por sí solas cuando vemos el resultado de unas piernas después de una adecuada liposucción, incluso en un lipedema. En este caso, lo que más ha mejorado en mi paciente, más que el aspecto, es la clínica asociada: el dolor espontáneo en piernas y el cansancio, así como la pesadez consecuencia de la tremenda retención de líquidos.

No nos cansaremos de insistir en que la clave del lipedema es diagnosticarlo cuanto antes, pues es en los estadíos iniciales (I y II) cuando se consiguen los mejores resultados. La liposucción consigue detener el círculo vicioso de esta enfermedad, al tiempo que logra una enorme mejoría. Esto se comprueba tanto en los efectos locales (dolor espontáneo y al mínimo roce, incluso en reposo, pesadez, dolor articular por el mal apoyo, retención de líquidos a lo largo del día) como en los generales, pues hemos visto cómo puede mejorar el metabolismo de las pacientes. Por ejemplo, se retienen menos líquidos, mejorando áreas no tratadas en la cirugía.

Es imprescindible operarse estando en normopeso, por lo que se precisa que, si hay sobrepeso, se debe hacer un tratamiento dietético (¿conocéis la dieta keto o cetogénica?). Igualmente, deben usarse las medias compresivas varias semanas previas a la cirugía. Todo esto os lo explicamos tranquilamente en la consulta.

La técnica de liposucción ideal para el tratamiento del lipedema es la liposucción tipo WAL o asistida por agua (Bodyjet), que busca lesionar al mínimo los ya dañados vasos linfáticos. Según la extensión y el grado del lipedema habrá que hacer una o varias sesiones de liposucción.

En esta paciente hicimos una única sesión intensiva, tratando tobillos, piernas, rodillas y muslos en su parte anterior, interna y lateral. El volumen total extraído neto (sin líquido, una vez separada la grasa) fue 3800 cc.

El postoperatorio en estas cirugías no es fácil, pues son lipos muy importantes. A los dos meses pueden disfrutar de este aspecto y, sobre todo, de la notable mejoría cuando no la desaparición de la pesadez, retención de líquidos, y dolor en las piernas y rodillas (al hacer ejercicio, caminar o, incluso, en reposo).

La buena noticia es que la mejoría (cuando no la desaparición del dolor) es el beneficio más habitual en todas las pacientes tras la operación. Por encima de la estética, que obviamente nos importa muchísimo, nuestro primer objetivo es la clínica de la persona: mejorarle la vida.

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