VENTAJAS E INCONVENIENTES

Los tratamientos de rejuvenecimiento facial no quirúrgicos están centrados en las técnicas de relleno, asociadas según la zona a las infiltraciones de toxina botulínica. De entre los materiales de relleno tenemos por una parte el ácido hialurónico, sintético y reabsorbible, y por otra la propia grasa, infiltrada a modo de microinjertos, que se mantiene durante años. Con ambas técnicas podemos tratar las pérdidas de volumen, responsables de los hundimientos, pliegues y arrugas profundas, que dan ese aspecto triste y severo a nuestro rostro en el transcurrir de los años.

El envejecimiento  facial conlleva, entre otros factores, la pérdida de volúmenes, notablemente del tejido graso, con la alteración de esas curvas y convexidades propias de la juventud. Así, vemos cómo se hunden las sienes y baja la cola de la ceja, se marcan depresiones bajo el ojo y así las ojeras, se pierde volumen en los pómulos y mejillas, en especial en su parte más interna formándose el “valle de las lágrimas”, se profundizan los pliegues o surcos nasogenianos y, en fin, se relaja el óvalo facial haciéndose más cuadrado con las bolsas junto al mentón, bajo la mandíbula, las arrugas o líneas de marioneta bajo las comisuras labiales… En anteriores post he relatado asimismo los cambios en la piel y la alteración de las fibras dérmicas de elastina y colágeno, así como los cambios en los tejidos muscular y óseo.

Todos estos procesos definen el envejecimiento facial, y la corrección dependerá de qué factores sean más importantes o estén presentes. Aquí sólo hablaremos de la reposición de volúmenes, dejando claro que si hay descolgamiento o descenso de las estructuras como la cola de la ceja, la mejilla, el cuello, entonces habrá que recurrir a técnicas de elevación como es el lifting, no siendo aquí la solución los rellenos, pero sí un complemento que hay que asociar.

Así, el tratamiento de las arrugas y deplecciones o hundimientos, cuando no precisan el concurso de un lifting, está centrado en las dos técnicas referidas, la infiltración de materiales de relleno sintéticos, notablemente, por su mayor trayectoria y gran seguridad, el ácido hialurónico; y los injertos de adipocitos o tejido graso autólogo. Son técnicas bien diferentes y con distintos objetivos.

ÁCIDO HIALURÓNICO. Es el producto estrella de la medicina estética, frecuentemente asociado  a la infiltración de neuromoduladores, muy eficaz en estadíos precoces del envejecimiento facial, con poco descolgamiento y arrugas poco profundas. Hay muchas presentaciones en el mercado y diferentes grados de reticulación o densidad, para hacerlo más apto para arrugas finas o profundas, o para recuperar volúmenes. El poco reticulado, menos denso, es idóneo para infiltración muy superficial en arrugas finas y los fuertemente reticulados se infiltran mucho más profundos, por ejemplo para corrección de surcos nasogenianos muy marcados o para dar volumen en pómulos y contorno mandibular. La duración dependerá de cada presentación, alcanzando los de gran calidad (recordad que no todos son iguales) casi el año de mantenimiento hasta su reabsorción.

ventajas. La principal ventaja del ácido hialurónico es que es un tratamiento puramente médico, es decir, no precisa anestesia, se realiza en consulta, y tiene un postoperatorio suave en cuanto a inflamación y aparición de hematomas (pero hay inflamación y morados, sobre todo en labios y área periocular, tenedlo siempre en cuenta). Es un material muy compatible y de gran seguridad.

desventajas: es reabsorbible (aunque esto, tratándose de un material sintético, sería casi una ventaja en cuanto a seguridad a largo plazo), no suele durar más del año, teniendo que volver a hacerse el tratamiento repetidas veces, y el coste sería importante si queremos reponer volúmenes importantes (y los ácidos de buena calidad no suelen ser muy económicos); es decir, resulta caro si necesitamos mucho volumen y hay que repetir periódicamente.

LIPOFILLING O INJERTOS DE GRASA. Habitualmente me he referido a esta técnica como lipoestructura término patentado por S. Coleman, para describir la técnica con la que se obtienen microinjertos de grasa del propio paciente (por ejemplo, del abdomen o de las cartucheras) mediante unas cánulas especiales, que después se purifican mediante una suave centrifugación para después infiltrarse en diferentes planos de profundidad, también con unas cánulas específicas, y con una sistemática muy cuidadosa y concienzuda, recreando los volúmenes perdidos y devolviendo la estructura a las zonas tratadas. Se trata de trasplastar o injertar células adiposas vivas a áreas diferentes de la cara o el cuerpo. Estas células serán recibidas por las zonas receptoras, que les crearán nuevos capilares para vascularizarlas y poder sobrevivir, de forma que se mantendrán años y años si “prenden” o sobreviven como cualquier otro injerto. Lo mejor de esta técnica es que estas células tienen un importante componente de células madre, que hacen que se trasformen o simulen ser iguales que el tejido receptor, además de aportar factores de crecimiento, que rejuvenecen estos tejidos, notablemente la piel, sobre todo por la asociación de esos capilares o incremento de la vascularización, dejando una piel más densa, firme y luminosa.

ventajas. La lipoestructura no sólo aporta volumen de forma duradera y del todo compatible al ser nuestra propia grasa, sino que, además, mejora la calidad de la piel dándole más tono, firmeza y luminosidad. La grasa infiltrada se adapta a la zona receptora y evoluciona al par de estos tejidos, sin desplazarse. Corrige asimetrías, deformidades faciales congénitas, arrugas profundas, ojeras, así como los volúmenes perdidos con los años.

inconvenientes. Se trata de una técnica quirúrgica, por lo que debe realizarse en un quirófano, bajo anestesia local y sedación o a veces anestesia general, es un procedimiento que dura mínimo 1,5 -2 horas, con un postperatorio no doloroso pero sí largo en cuanto al periodo de inflamación, edema y hematomas, sobre todo alrededor de los ojos, una de las zonas más indicadas y donde mejor funciona la lipoestructura.

En resumen, el ácido hialurónico permite mejorar pequeñas deplecciones de volumen y arrugas más o menos profundas si no hay flaccidez importante, no es un acto quirúrgico y la recuperación es relativamente rápida, aunque al ser reabsorbible siempre hay que repetir el tratamiento, por lo que a la larga el coste puede ser mucho mayor. La lipoestructura es un acto quirúrgico con su postoperatorio, pero ofrece resultados perennes, duraderos, puede infiltrarse en cualquier área y cualquier  plano de profundidad aportando volúmenes importantes si fueran necesarios, al par que mejora la calidad de los tejidos notablemente de la piel, que rejuvenece al adquirir mejor tono, mayor densidad y luminosidad.

Mi consejo, el ácido hialurónico es perfecto para defectos pequeños, cuando deseemos sólo corregir alguna arruga en concreto como los surcos nasogenianos o aportes mínimos de volumen en cejas, pómulos, contorno mandibular… Si el déficit de volumen es importante y en diferentes áreas faciales no aporta ninguna ventaja el ácido hialurónico pues si bien no es quirúrgico el coste resulta muy alto y además hay que repetirlo periódicamente. En casos así es mejor recurrir a la lipoestructura, que mantiene resultados durante años, o permanentes, según la zona, y que además tiene un notable efecto de rejuvenecimiento cutáneo.

Quedo a vuestra disposición pero NO ATENDERÉ NI ON LINE NI POR TELÉFONO CONSULTAS SOBRE:

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